Narradora Malena:
Llevábamos ya un
rato en la ambulancia, y hacía rato que Peter se había quedado dormido. Yo me
giré apoyada en su hombro para mirarle y allí estaba. Durmiendo tranquilamente
y con esos labios ligeramente cerrados. Sonreí al pensar que hace rato yo había
besado a ese chico especial. Me separé y miré al conductor para preguntarle
cuánto quedaba. Pero en ese momento la ambulancia se paró en seco, y Peter y yo
caímos golpeándonos con el asiento de delante. Yo me reí tocándome en la
cabeza, justo donde me había golpeado. Peter soltó un insulto y me miró,
preocupado.
-Estoy bien, no me
he hecho mucho daño.-dije sonriendo.
-Pues yo me he
dado un buen golpetazo…-dijo masajeándose el hombro. Yo me acerqué y le di un
pequeño beso en los labios, que le pilló totalmente por sorpresa.
-¿Así está
mejor?-dije guiñándole el ojo. Él me miró atónito, pero después se acercó y me
besó en el cuello. Yo me estremecí y le agarré de la camiseta con fuerza. El
conductor bajó a toda prisa y nosotros hicimos lo mismo, y abrieron las puertas
traseras de la ambulancia. Asomé la cabeza con timidez, pero no me dio tiempo a
ver mucho. Sacaron la camilla entre el conductor y dos personas más que
salieron del hospital al vernos llegar. Me dio tiempo a mirar a Kevin una sola
vez y se lo llevaron dentro. Molly bajó de un salto, y al alzar la mirada noté
que sonreía. Pero no era una sonrisa como las demás, era una sonrisa especial:
traviesa y risueña, y con las mejillas ligeramente rosadas. Sonreí al verla así
y me separé de Peter para abrazarla.
-Vamos chicas,
tendremos que esperar a que nos digan algo dentro.-dijo él acercándose a
nosotras. Yo asentí y empecé a andar, con Peter a un lado y Molly en el otro.
Las puertas correderas se abrieron y entramos uno detrás del otro. Después de acostumbrarnos
a ese olor extraño de los hospitales, nos acercamos al mostrador. Peter empezó
a hablar con seguridad:
-Perdone, acaban
de traer a Kevin Willson en una ambulancia. ¿Podríamos saber dónde está?
-Mm.....De momento
no me han dicho nada, pero podéis esperar allí sentados y en cuanto sepa algo
os avisaré.-dijo una chica con el pelo teñido de un rojo fuego y gafas negras.
Yo suspiré y miré a mí alrededor en busca de tres asientos libres. Al fondo de
la sala había unos seis asientos libres, y me dirigí allí con paso cansado. Me
dejé caer sobre una de las sillas acolchadas y Peter hizo lo mismo. Molly en
cambio, se apoyó en la pared con la pierna doblada y la cabeza agachada. A los
dos minutos cambió de posición, poniendo sus manos en los riñones con las
palmas hacia la pared. Al poco rato volvió a cambiar, apoyando su pierna
derecha en la silla de al lado. Cuando ya no le quedaban más poses empezó a
andar de un lado a otro, pasando por delante de nosotros cada vez. Me estaba
empezando a poner nerviosa, y cuando ya no podía más dije enfadada:
-¡Molly por dios
estate quieta de una maldita vez, me estás mareando de tanta vuelta!-Ella se
detuvo en seco justo delante de Peter, y me miró con un poco de rabia. Pero se
relajó de golpe y se sentó a mi lado, apoyando su cabeza en su mano. Pasaron
unos diez minutos, y yo estaba harta de esperar. Molly se había apoyado en mi
hombro y se había quedado dormida, y yo luchaba por mantener los ojos abiertos.
Pero cada vez me costaba más y eso que solo eran las dos del mediodía. Mi
barriga empezó a rugir, pero yo no quería levantarme y dejar sola a Molly y a
Peter. Él sonrió y me dijo en voz baja para no despertar a la bella durmiente:
-¿Quieres que te
traiga algo de comer?
-No gracias Peter,
prefiero esperar a que nos digan algo de…-En ese momento un médico se acercó a
la chica del mostrador y le dijo algo en voz baja, ella asintió y nos hizo
señas para que nos acercáramos. Yo le di unos toquecitos a Molly en el hombro,
y en seguida abrió los ojos.
-Vamos, saben algo
de Kevin.
Nos levantamos y
nos acercamos al mostrador con paso decidido.
-¿Y bien?-dijo
Peter con impaciencia.
-Vuestro amigo se
encuentra bien, pero lleva la pierna escayolada. Además le han hecho un
análisis de sangre y unas pruebas, y al parecer está un poco bajo de defensas.
Se quedará aquí a pasar la noche y mañana le darán el alta, y sólo puede
quedarse una persona con él.-dijo la chica abreviando.
-Me quedo yo.-dijo
Molly reprimiendo un bostezo.
-Ni hablar, me
quedo yo.-replicó Peter.
-Pero…
-Molly ni tú ni
Malena podéis quedaros, necesitáis dormir bien para estar más descansadas
mañana y poder venir a verle. Me quedaré yo, y vosotras volveréis al
internado.-dijo él con los brazos cruzados. Yo asentí no muy convencida y Molly
resopló molesta. Pero en el fondo entendía que lo hacía para que descansáramos,
así que le dije que nos acompañara a la puerta. Una vez allí, le abracé con
todas mis fuerzas y respiré su olor. Él me agarró por la cintura y me besó en
la mejilla.
-Vamos princesa,
tienes que irte…
-Lo sé, pero no
quiero separarme de ti…-dije susurrando. Él se separó de mí y me dijo
sonriendo:
-Te prometo que
pensaré toda la noche en ti, y que mañana volveremos a vernos.
-¿Prometido?-dije
sonriendo. Él se acercó y me besó con ternura, y al separarnos me acarició la
mejilla y se fue, desapareciendo en el hospital. Yo suspiré y miré a Molly, que
me esperaba con los brazos cruzados y sonriendo. El director estaba subido en
un coche azul marino, que seguramente era con el que había venido al hospital.
Nos hizo señas para que nos acercáramos y subió arrancando el motor. Nos
sentamos en la parte de atrás y nos pusimos el cinturón mientras él nos decía:
-Os llevaré al
internado y después volveré aquí. Me dejarán pasar la noche en una habitación
por si ocurre algo, ya que soy el responsable de ese chico…
-Claro, gracias señor
director.-dijo Molly obediente. Y volvimos al internado; el director nos dejó
en la portería y se marchó, dejando una nube de polvo en su lugar.