jueves, 23 de febrero de 2012

Capítulo 11


Narrador Kevin:

Por fin Molly y Malena cerraron la puerta. Durante todo aquel rato me había sentido observado. Mi cuerpo tenía una mezcla de sentimientos y no podía distinguir entre envidia o tristeza, estaba envidioso porqué Peter había conseguido a su chica, pero en cambio, yo ‘’el ligón de Kevin’’ (como me conocían en el barrio), no.
Y a la vez triste porque sentía que Molly no sentía nada por mí porque extrañaba a alguien. No sé cómo pero al final conseguiría que me lo explicara estaba seguro de eso.
-Tío que te pasa, estás paralizado.-dijo Peter mientras entrábamos en nuestra habitación…Que bien me había conocido en tan poco tiempo.
-No nada, me…me podrías dejar solo un… momento…aquí en esta habitación…-dije.
-Vale,… cuando quieras que venga me vienes a avisar al comedor…- dijo con voz compasiva.
-Por favor, no le cuentes que estoy así a…-esa fue mi última e inútil palabra antes de escuchar el gran portazo de Peter.
Nunca había sentido tanta autocompasión dentro de mí mismo. Me quería desahogar pero no sabía con quien. Me quería ir de aquel sitio, pero no podía. Lo más fuerte era que me gustaba Molly pero a la vez… me sentía indefenso, no podía soltarle una palabra más alta que otra, porque, ya me sentía mal.
No paraba de pensar en qué pensaría Peter de mí, seguro que nada bueno, se pensaría que nunca había ligado.
Vaya sensación más rara… Por un momento me puse a pensar cuantos problemas se tienen por una chica.
Después de eso, me animé y propuse que la conseguiría. Cogí una circular que tenían encima de la mesa, era la que nos había entregado el director para la compra de la ropa. Y empecé a escribir haciéndome un poco el sentimental.

 Querida Molly, quería decirte, que eres una persona que… desde hace unos días, es decir, desde que llegaste, me empezaste a gustar, desde ese momento no he parado de pensar en ti, por unos instantes bastantes largos, llegué a pensar que te conseguiría. Pero veo que no, no me atrevo a decírtelo a la cara, por esa razón te lo digo por aquí, TE QUIERO.
Sí por alguna razón no quieres mantener una relación conmigo, no quiero que dejes de confiar en mí, quiero que seas como mínimo mi amiga… Para mí la definición perfecta amor eres tú.
PD: Me alimento de pensar en ti.

Entonces cogí y me fui a buscar a Peter y a ver otra vez a las chicas.
Bajando las escaleras, sentí un ligero dolor de cabeza y sentí como las piernas me flaqueaban. A partir de ahí ya no recordé nada hasta…


Narrador Peter:

Una vez que las chicas cerraron la puerta de su habitación y nosotros nos fuimos a la nuestra, Kevin me ordenó que me fuera hasta su previo aviso. Y yo como es de suponer me fui. Estuve un buen rato hablando con ellas, y como no, me preguntaron que donde estaba Kevin. No sé cómo me lo monté pero en cinco minutos se lo conté todo, cuando acabó la conversación se veía como Molly estaba metida en su mundo y como Malena no le paraba de pasar la mano por delante de la cara poro ella ni se inmutó hasta que solté un chillido y pegó un bote. En ese mismo momento fue cuando por megafonía con un estruendo dijeron:
-Los amigos de Kevin Willson, que vengan a portería, por favor.
Nosotros nos quedamos parados, nos vinieron a la cabeza mil y un pensamientos. Corrimos hacia la portería, y una vez allí entramos dando empujones a la gente que se nos cruzaba en el camino.
Apoyé las manos en el mostrador y le dije a la portera:
-¿Dónde está Kevin?
-¿Pe…perdón?-dijo ella confusa. Le cogí los hombros y empecé a agitarla mientras le decía chillando:
-¿QUE DÓNDE ESTÁ KEVIN?
-¡Peter, ya basta, suéltala!-dijo Malena cogiéndome suavemente las manos para que soltara a la portera.
–Perdone señorita, ¿podría decirme dónde se encuentra Kevin Willson?-dijo Malena con una sonrisa nerviosa.
-M…Willson, Willson…Ah! El muchacho de la ambulancia.-dijo ella dando un chasquido con los dedos.
-¿A…Ambulancia?-dijo Molly con voz temblorosa. Se cogió la cabeza entre las manos mientras las piernas le temblaban.
-Verá, somos sus amigos, nos han dicho que vengamos aquí pero no nos han dicho por qué.-dijo Malena con voz firme.
-Sí, es para que acompañen al director al hospital, le han concedido que traiga a tres alumnos y os ha escogido a vosotros.
-¿Y qué le ha pasado?-pregunté aún nervioso. La portera me miró con desconfianza, pero luego añadió:
-Se cayó por las escaleras, al parecer ha sufrido una fractura en el húmero.
-¿Y a qué se debe la caída?-dijo Molly aún temblando.
-Al parecer ha sufrido un bajón de azúcar. Imagino que tendrán que hacerle algunas pruebas, tal vez esté ingresado algunos días y…-pero no le dio tiempo a acabar, porque Molly se desplomó y Malena la cogió justo antes de que cayera al suelo. Le dio unas palmaditas en la mejilla, mientras susurraba su nombre asustada.
La portera nos dio un vaso de agua y se lo puse en los labios, intentando obligarla a beber. Empezó a toser y a despertarse. Cuando me vio abrió mucho los ojos y dijo susurrando:
-No es verdad, no es verdad, a Kevin no le ha pasado nada… ¿Verdad?-Pero no me atrevía contestarle ni a aguantarle la mirada puesto que parecía que sus ojos pudieran ver a través de los míos. Cuando miró a Malena y ella afirmó imperceptiblemente con la cabeza, el labio inferior de Molly empezó a temblar, primero suavemente, luego con más rapidez. La cogí por los hombros y le dije:
-Kevin no querría verte así. Sécate esas lágrimas y vamos a verle, ¿te parece bien?-y le dediqué una de mis mejores sonrisas. Ella asintió levemente y se secó las lágrimas con la mano. Me miró intentando sonreír y yo le hice una mueca divertida poniendo mis ojos bizcos. Ella mostró su sonrisa encantadora y nos cogió a mí y a Malena de la mano.
-Vamos, Kevin nos estará esperando.-y dicho esto empezó a andar con paso ligero pero firme a la salida del internado. Al abrir la puerta unas luces naranjas nos cegaron y Molly cerró los ojos molesta. Al instante los abrió atenta, y pudo ver la ambulancia en la que se suponía que estaba Kevin. Se quedó parada, y por mucho que Malena la llamara no se movía. Respiraba tranquila, y sus ojos no se movían sino que se mantenían en un punto fijo. Miré hacia donde ella estaba dirigiendo sus ojos y vi las puertas traseras de la ambulancia abierta, y unos pies descalzos asomaban apoyados en una camilla. Molly empezó a andar lento, pero después apretó el paso y empezó a correr. Malena intentó detenerla, pero yo le cogí la muñeca suavemente y le negué con la cabeza.
-Déjala, necesita arreglar las cosas con él.
-Pero…-dijo poniendo pucheros, pero yo le acaricié la mejilla y le besé la frente.
-Vamos, seguramente nos harán sentarnos en los asientos de atrás ya que normalmente sólo dejan que vaya una persona al lado de la camilla.
-¿Y tú como sabes tanto de ambulancias?-dijo ella arqueando una ceja. Yo titubeé indeciso… ¿Debía contárselo ahora, o mejor en otro momento? Iba a contestar pero ella entrelazó sus dedos con los míos y con suaves tirones me dirigió hacia los asientos. Abrí la puerta y dejé que ella pasara, luego me senté y cerré la puerta detrás de mí. El conductor, vestido de rayas fluorescentes nos saludó con un movimiento de cabeza y dijo:
-Ya estamos todos, vámonos.                       
Y empezó a alejarse del internado con rapidez. Podía notarse un silencio tenso entre todos, ya que nadie hablaba. Malena me apretó la mano y me miró a los ojos con miedo. Yo le devolví el apretón y le susurré mientras le apartaba un mechón de pelo de la cara:
-Tranquila, todo va bien.
Ella suspiró y apoyó su cabeza en mi hombro. Yo podía oír voces en la parte trasera del vehículo, pero me limité a mirar por la ventana para distraerme ya que quería que Molly y Kevin tuvieran su intimidad.


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