domingo, 22 de enero de 2012

Capítulo 6


Narradora Malena:

8:00

-¡MOLLY! Despierta de una vez dormilona.
-¡Ay! Déjame-decía una y otra vez.
-O te despiertas o voy al baño a por un vaso de agua.
Se levantó de un bote y me preguntó que a que venía levantarse a esas horas. Yo le conteste que había venido otra vez el señor regordete y que me había dicho que a las 8:30 desayunábamos y a las 9:00 iríamos a la tienda.
-Jolines, que pronto, yo suelo levantarme a las 11:00.
-O nos vestimos rápido o… como que no llegamos.
-Vale vale, tranquilízate un poco que no estoy para tanto traqueteo.
Nos vestimos rápido y bajamos a desayunar, cogimos los últimos platos que quedaban, nos pusimos un croissant y nos bebimos un vaso de leche, éramos las últimas que quedábamos en el comedor, así que lo que predominó en nosotras fue ’’LA PRISA’’.
Subimos las escaleras y fuimos corriendo hacia el autobús, que estaba a punto de partir, como siempre ahí estaba Louis el conductor, con gafas de aviador, el que había insultado a Molly la primera vez. Yo tampoco lo soportaba, no sabía como podía tener ese carácter tan antipático y de superioridad hacia los demás. Pfff…

Narrador Jim:

Estaba sentado en frente del ordenador cuando de repente llamaron a la puerta. Como no tenía mirilla, tuve que abrir.
Era Tom, estaba hablando por el móvil:
-Andrea, ya te he dicho  que hoy no puedo quedar por la noche. Y menos a dar una vuelta contigo en moto por que se está arreglando en el taller, no cariño, está bien, mañana en tu casa. Si, tranquila estaré puntual. Te quiero.-dijo Tom con voz tranquila.
-¿Eh tío, pero vuelves a estar con Andrea?-pregunté sorprendido.
-Si tío, aunque parezca mentira, me ha perdonado, después del accidente de sus padres.
-Aún no me has contado lo que pasó con sus padres.-dije dubitativo.
-Vamos a dar una vuelta y te lo voy contando que para eso he venido.

Que bien me caía, era mi mejor amigo desde lo de Jake y Molly… Aún la echaba de menos, aún creía que no había elegido bien. Por dios, claro que no había elegido bien. Elegir el dinero antes que a una persona. Y no una persona normal, sino ELLA…
La razón de mi existir, el pensamiento que más visita mi cabeza…
-¡Eh, tío, despierta!-gritaba Tom pasando su mano por delante de mis ojos. Sacudí la cabeza y le miré sonriendo.
-Perdona Tom, ¿qué decías?
-Te estaba contando lo de Andrea y sus padres, pero tú ni caso.-suspiró él resignado.
-Lo siento tío, cuéntamelo todo desde el principio.
-Pues verás… La noche en la que sus padres tenían el aniversario de los 15 años de casados, quedamos en mi casa. Me contó que sus padres no aceptaban que yo estuviera con ella, y que querían enviarla una semana a Lugo a casa de una prima suya, para que se le quitase la tontería de quererme. Pero ella tuvo la idea de quedarse en mi casa esa semana, haciendo ver que estaba en Lugo. Luego, su madre llamó a casa de la prima y se dio cuenta de que Andrea no estaba allí. Ahora mismo no podemos tener conversaciones largas porque su madre le vigila las llamadas, pero seguimos juntos, inseparables.
-Jolín tío menuda suerte. Si yo llego a hacerle algo así a Molly…
-¿¿¿¿¿¿A quién??????
-A nadie, déjalo...
-Bueno vamos a pasárnoslo bien. ¿Vamos a por una pizza? –dijo Tom divertido.
-Está bien, me apetece comer algo…



                      

sábado, 21 de enero de 2012

Capítulo 5


Narradora Molly:

“Alumnos, dirigíos a vuestras habitaciones y tenéis la tarde libre.” Volvió a sonar esa voz chillona por megafonía. Nos levantamos y nos despedimos en la escalera mientras cada uno se fue por un lado del pasillo. Llegamos a nuestro cuarto y Malena abrió la puerta emocionada. Me asomé después de que ella chillara y se tumbara en una de las camas sonriendo. Entré y observé la estancia. Era un cuarto con la pared de un color azul apagado y el suelo de parquet. Una mesita de noche al lado de cada cama, dos armarios empotrados de una sola puerta y un corcho de madera colgado de la pared. Dejé mi mochila en la cama de al lado de la ventana, porque Malena seguía tumbada en la otra cama mirando el techo. Abrí los cajones de las mesitas de noche y encontré cincuenta euros en el primer cajón. Metí la caja de los recuerdos en el primer cajón y la caja de maquillaje en el segundo. Abrí una puertecita debajo de los cajones y metí la mochila vacía dentro. Malena abrió también sus cajones y encontró otros cincuenta euros.
-Supongo que serán para que nos compremos ‘’EL UNIFORME’’…-dijo Malena divertida.
-Si, eso creo, porque…vaya tontería, no sirve para nada…-dije pensativa. Picaron a nuestra puerta, y abrimos. Un señor gordito y bajo nos dio un papel amarillo en el que decía:
“Si habéis encontrado los 50 euros en el primer cajón de la mesita de noche, os los podéis guardar.
Mañana Louis el conductor que os ha traído os llevará a todas las chicas a una tienda de ropa, este año no hay uniforme por ser el 50 aniversario del internado. Os aconsejo que os compréis suficiente ropa, porque vais a estar cinco años aquí dentro.
El director Lanzani.”
No me lo podía creer, cinco años encerrada allí dentro, sin poder salir a la calle, sin poder respirar aire fresco…Iba a ser una tortura…Me tumbé en la cama de Malena, y ella volvió a la postura de “mirando el techo”.
-¿Se puede saber qué tiene el techo de interesante?-dije mirándola a los ojos. Pero ella suspiró y dijo:
-No tiene nada de interesante, igual que este sitio…bueno…casi nada…-dijo de repente poniéndose roja. Conocía esa mirada, la sonrisa tímida, las mejillas encendidas…
-¡A ti te gusta alguien!-dije señalándola con el dedo en tono acusatorio. Ella me miró y negó con la cabeza.
-No, que va…-dijo sonriendo.
-No es por ofender pero mientes fatal.-dije guiñándole el ojo. Se sentó como los indios toda recta y me miró con el ceño fruncido. Después tartamudeó y respondió:
-S…solo me parece g…guapo…-y giró la cabeza para no mirarme a los ojos y delatarse a ella misma.
- ¿Me vas a dejar con la intriga?-dije como si tuviera un carácter tímido.
-¡Ui, Ui todavía no me habías enseñado esa parte tímida de ti!
-Ejem, ejem… no cambiemos de tema por favor…
-De acuerdo Molly te lo contaré si me prometes que no se lo vas a contar a na…
-Prometido- dije sin dejarla acabar la frase.
- A mi me gusta… -se giró y se quedó mirando la pared- me gusta PETER…
-Perooo… da igual no me meteré. Solo digo que es guapo pero su carácter… no se como lo puedes soportar de verdad... es más tozudo que una mula.
-Da igual siento algo especial por él.
Después de estar un rato hablando con Malena, me di cuenta de que eran las doce menos diez de la noche, pasó el tiempo volando… y yo que pensaba que iba a aburrirme... Le dije a Malena la hora que era y ella no me respondió ya que se había quedado dormida, tirada como una colilla sobre la cama.
La tapé con un edredón que encontré por allí y me fuí a mi cama, apagué las luces y me puse a pensar, al cabo de un rato me…





Capítulo 4

Narrador Peter:

Genial, sencillamente genial. Acabo de llegar al internado de Hobberst y por culpa de una niña malcriada me mandan al despacho del director. Esto iba de perlas, un buen comienzo para esos cinco años de internado…Llegamos a la puerta del despacho, pintada de marrón para cubrir las grietas de la madera corroída. Piqué con educación y oí un “adelante” demasiado severo. Las cosas no pintaban nada bien.
Después de explicar lo sucedido cada uno a su manera (la explicación que más se acercó a la verdad fue la de la amiguita de Malena, Molly creo que se llamaba) nos dijo a los tres:
-Bien, señorita Molly Suans, usted parece ser la única de la que me puedo fiar, ¿qué cree que debería hacer?-dijo mirándola. Dudó antes de contestar pero luego dijo:
-Pues, lo mejor sería decirnos que no volviera a ocurrir o nos impondría un castigo severo, señor.-dijo obediente. La miró un largo rato y luego dijo:
-Está bien, podéis iros, pero que no vuelva a pillaros peleándoos por mi internado. Y en cuanto a usted señorita Malena Sauryz, vigile su lengua, la he oído despotricar desde mi despacho.
-Si señor.-dijo con cara de buena niña, que bien se le daba actuar…Cuando salí del despacho miré a las dos chicas y les dije:
-Más vale que me disculpe…He sido un poco borde…
-¿Tú crees?-dijo Malena sarcásticamente.
-Oye, reconoce que tú tampoco es que me hayas tratado muy bien ¿no?-dije sonriendo. Ella asintió y dijo:
-Tienes razón…Lo siento…Por cierto, gracias Molly.-dijo mirando a su compañera.
-Si, gracias, si llegas a decir alguna estupidez fijo que nos castigan de por vida.-dije alegremente.
-No ha sido nada. ¿En fin, que podemos hacer en este sitio de mala muerte? -dijo restándole importancia al asunto. Mientras caminábamos por el largo y estrecho pasillo vimos a un tipo de unos cincuenta y tantos colgando una lista en un tablón de anuncios al lado de la entrada. Cuando se fue nos acercamos para leerlo. Era un mapa de todo el internado, donde estaban los baños, los patios, los despachos y…las habitaciones. En cada habitación se alojaban dos personas por orden alfabético o por elección del director. Malena se buscó con el dedo y susurró:
-Malena Sauryz, habitación 458. Compañera de cuarto: Molly Suans. ¡Nos ha tocado juntas!-dijo chillando de alegría. Era bastante simpática, y tenia un buen tipo…En fin, me busqué en el ala oeste, donde se situaban las habitaciones de chicos.
-Mm…Aquí, Peter Roan, habitación 276. Compañero de cuarto: Kevin Willson. ¡Genial, me ha tocado con quién quería!-dije contento. Todo estaba saliendo a pedir de boca. Un ruido chirriante me sacó de mis pensamientos.
-Atención chicos y chicas, dirigíos al comedor del ala sur, después del viaje en autocar, estaréis hambrientos.-sonó una voz por megafonía. Entre toda la gente logré encontrar a Kevin y le comuniqué que éramos compañeros de cuarto. Aproveché para presentarle a Malena y a Molly, y bajamos juntos las escaleras para llegar al comedor. Una mesa con bandejas de metal estaba en la entrada, y todos cogían una y se dirigían hacia la ventana donde servían la comida. Cogimos bandeja y nos pusimos a la cola. Cuando llegó nuestro turno descubrimos el Menú colgado en la pared y un montón de menús para los alumnos. Malena cogió uno y dijo en voz alta:
-Para nuestro panel de corcho de la habitación.-Mientras lo doblaba y se lo daba a Molly que lo guardaba en su mochila y sonreía. Nos sirvieron un pollo con patatas fritas algo seco y agua o un cacaolat. Cogí agua y nos dirigimos a una de las mesas libres. Eran de cuatro y cabíamos justos. Aunque si hubieran faltado sillas podríamos haber cogido otra de las mesas que sobraban. Mientras comíamos Kevin se puso dos patatas fritas en la nariz y se puso a hacer el payaso para que todos nos riésemos. Malena y Molly no paraban de echar miraditas a unas chicas muy pijas sentadas en la mesa de al lado y observaban como tiraban bolitas de papel a la comida de una chica tímida de piel pálida, ojos negros y pelo oscuro con mechas azules. A Malena se le quedó atragantada una patata y tuvimos que ayudarla a golpetazos.
Cuando acabamos de comer vaciamos las bandejas en un cubo de basura maloliente y nos dirigimos al patio. Era bastante amplio, pero solitario como el resto del internado. Nos sentamos en uno de los bancos y miramos al cielo aburridos. Estaba de un gris nublado, como si fuera a llover.
-¿Bueno, y vosotros porqué estáis aquí?-dijo Kevin intentando dar rienda suelta a su curiosidad. La primera en responder fue Molly, que dijo sin de ganas de hablar:
-Por culpa de alguien…un chico-dijo intentando cerrar el tema.
-Yo estoy aquí por culpa de mi madre, me maltrataba y me decidí a hablar, pero nadie me creyó y pensaron que yo era el maltratador.-dijo Kevin recordando el pasado. Pero al parecer no le afectaba mucho, porque enseguida volvió su sonrisa amable. Peter no dijo nada y Malena dijo lo mismo que me había contado a mí:
-Problemas de familia y algunos malentendidos…
-¿Y tú Peter, por qué estás aquí?-dijo Malena sonriendo. Kevin alzó las cejas y le hizo señas diciendo que no preguntara nada sobre eso. Pero Peter se limitó a mirarla a los ojos, sonreírle y decirle en voz baja:
-Prefiero no hablar de eso ahora.


jueves, 19 de enero de 2012

Capítulo 3


Narradora Malena:

Cuando pensaba que el viaje no podía ser más aburrido Louis, el conductor, paró el autobús para recoger a una chica. Estuvo un rato hablando con ella, y al parecer ella le hizo enfadar, porque sacó la porra que llevaba en el cinturón y parecía que la estaba amenazando. Cuando subió al autocar se sentó en uno de los asientos traseros. Intenté dirigirle la palabra y al principio me pareció un poco borde, pero a lo largo del viaje entablamos conversación y nos hicimos algo parecido a “amigas”. El autobús se paró en seco, y una mansión de las de película de terror apareció ante nuestros ojos.
-Desde luego… solo le falta el cementerio y podrían usar estos exteriores para rodar la película de Frankenstein.-dijo Molly asqueada.
-Tienes razón este sitio es bastante lúgubre.-dije siguiéndole el rollo.
-En fin, creo que hay que bajar. ¿No traes equipaje?-preguntó ella curiosa.
-¿Acaso traes tú?-dije riéndome. Me señaló una mochila negra de lady rebel, y me dijo:
-Bueno, solo traigo lo esencial. ¿Quieres abrirla?-dijo invitándome.
-¿Me dejarías?-pregunté tímidamente.
-Sólo porque eres tú jaja.
-De acuerdo.-dije sonriendo. Deslicé la cremallera entre mis dedos y asomé la cabeza. A primera vista vi dos cajas, color canela y malta. La primera era un neceser. La abrí con su permiso y divisé el paraíso del maquillaje. Sombras de ojos de todos los colores, lápices para hacerse la raya, coloretes, pintalabios, pintauñas, y un pequeño set para hacerse la manicura.
Sentí curiosidad por abrir la otra caja. Entonces vi como Molly la ponía entre mis manos y me decía:
-Es mi caja de los recuerdos, puedes abrirla…
Sonreí y la abrí. Miles de fotos algo amarillentas por el paso de los años fue lo primero que vi. Al fondo había un anillo con una perla incrustada, un colgante con una flor echa de cristal y un pequeño osito de peluche. Lo cogí y lo acaricié.
-Me lo regaló mi padre por mi cumpleaños, cuando tenía seis años. El anillo me lo encontré en la playa de pequeña y el colgante me lo regaló mi hermano Jake cuando yo tenía nueve años. Me dijo que era un regalo de parte de los duendes que vivían en nuestro jardín. Y yo le creí…-dijo sonriendo tristemente.
-En fin, creo que…-pero no pude acabar la frase, porque Louis entró y nos dijo:
-¡Eh, vosotras dos! ¿Sois las últimas, bajáis o preferís quedaros aquí a hacerme compañía?-dijo poniendo cara de “soy el guaperas del barrio”.
No le dio tiempo a despedirse, porque cuando acabó de hablar ya habíamos cerrado las cajas y cogido la mochila mientras bajábamos por las escaleras.
Si desde dentro del autobús parecía una mansión terrorífica, desde fuera daba repelús. Con telarañas por todas partes y un silencio demasiado…SILENCIOSO. Me giré y vi que había más chicas y algunos chicos. En un rincón un grupito de seis chicas hablaban mientras se tocaban el pelo o se pintaban la raya las unas a las otras. Seguro que era el típico grupito de chicas pijas que se creían las manda más. Las demás chicas estaban esparcidas en grupos de dos o tres, o algunas incluso estaban solas. Los chicos en cambio estaban casi todos en el mismo lugar, o algunos intentando hacer travesuras rompiendo telarañas o asustando a las chicas más tontitas. Mientras seguía mirando distinguí un chico a lo lejos, solo pero andando de un lado a otro. Parecía que algo le preocupaba o a lo mejor se había olvidado de algo. Le di un codazo a Molly y señalé al chico con la cabeza. Asintió con aburrimiento y nos acercamos hasta donde estaba él.
-¿Tienes algún problema? Podríamos ayudarte, si quieres…-dije sonrojada. Levantó la vista y nos dijo:
-Largo de aquí crías, el problema que tengo no puede solucionarlo nadie…
-Quizá podemos hacer algo…-dije sin darme por vencida. Se detuvo en seco, me miró y me dijo:
-La única forma de que tú me ayudes, es que te largues y te metas en tus asuntos de niña pequeña. ¡Largo de aquí, las dos!-dijo mirando a Molly. Había tocado mi fibra sensible, encima que intentaba ayudarle…y me lo pagaba de ese modo…Me enfadé solo de pensarlo y le grité desahogándome:
-Mira imbécil, eres un cerdo desagradecido. ¿Intentamos ayudarte y así nos lo pagas? Hazle un favor al mundo y vete un poquito a la porra “crío”.-dije imitando su voz de profunda de tío. Me miró con odio y me dijo susurrando:
-¿A qué no te atreves a repetirlo con mi puño en tu boca?-dijo levantando un brazo.
-Inténtalo, listillo.-dije orgullosa buscando pelea. Justo cuando la cosa empezaba a ponerse caliente Molly intervino y dijo:
-Eh, los dos, basta ya de pelearos. Te prestamos nuestra ayuda, la rechazas. ¿Pues sin problemas verdad Malena?-dijo mirándome. Asentí con rabia y me disponía a irme cuando él respondió:
-Malena, eso es nombre de camionera. Hasta mi perro “Mordiscos” tiene más encanto femenino que tú.-dijo mofándose.
No pude soportarlo, me giré y le pegué una patada en la barriga.
 Se dobló y se cayó al suelo mientras se apretaba el estómago mostrando signos de dolor. Le sonreí malignamente y me disponía a marcharme cuando Louis, que lo había visto todo desde el interior del autobús gritó:
-Malena Sauryz, Molly Suans y Peter Roan id al despacho del señor Lanzani inmediatamente. ¡Y sin rechistar!
-¡Genial Peter, así podrás ganarte la confianza del director!-Chilló un chico alto, delgado y de pelo negro como el carbón y ojos marrones.
-¡Oh, cierra el pico Kevin! No puedo ganarme su confianza si voy a su despacho de niño rebelde y agitador.-dijo enfurruñado.
-¿Pero no es eso lo que eres? Por cierto, tu nombre me suena… ¡Ah, claro! Peter es el drogadicto de mi comunidad. No me extraña, de tal palo…tal astilla-dije señalándolo con el dedo.
-¡BASTA YA! ¡LOS DOS, CALLAOS Y VAMOS AL DESPACHO DEL DIRECTOR ANTES DE QUE TENGA QUE VENIR ÉL A BUSCARNOS!-explotó Molly sonrojada de tanto chillar. Me cogió del brazo y me llevó a tirones mientras Peter me hacía caras de “todo esto es por tu culpa” o “te mato, te juro que te mato”. 

miércoles, 18 de enero de 2012

Capítulo 2

Narrador Jake:

Iba por la calle fumando tranquilamente cuando vi a Jim corriendo calle abajo.
-¡Eh tío! ¿Qué pasa, porque corres?
-¡Huye Jake, huye por tu vida!
-¡Tranki! Ni que te persiguiera la pasma, un momento… ¡tienes un poli pisándote los talones!
-¿De verdad? ¡No me había dado cuenta!-dijo sarcásticamente.
-Vete a casa yo intentaré distraerlo.-dije.
-¡Corre! No hay tiempo para distracciones…
-¡No hay ninguna prisa tronco! ¡Tenemos todo el tiempo del mundo!-dije riendo.
-Nosotros si, pero Molly…
-¡¿Qué le has hecho a Molly pedazo de inútil?!-grité enfurecido.
Mientras todo ese diálogo transcurría, habíamos despistado al poli y corríamos hacia casa. Mi casa para ser exactos.
Llegó un momento en que el poli se cansó y lo dejó pasar ¡uff!  Por fin pude dar mi primer suspiro. Pero me había equivocado lo que quería era coger el coche… No me extraña con el barrigón que tenía…
Llegamos a la portería y por fin pude empezar a hacerle a mi amigo aquella lista de preguntas que me estuve cuestionando durante todo el camino.
No se como mi amigo me había podido decepcionar así, lo que le había hecho a mi hermana fue la gota que colmó el vaso, me había equivocado de amistades… desde aquel día nunca le volví a dirigir la palabra.
 
AL CABO DE CUATRO MESES:
 
Narradora Molly:
 
Estaba sentada en la parada del autobús, esperando a que viniera alguien y me quitara mi libertad para encerrarme en aquel maldito Internado de Hobberst. Después del accidente del banco, no había vuelto a ver a Jim, ni tampoco a mis padres. Ni al fumata de mi hermano, aunque era al que más echaba de menos. Pero tampoco me podía quejar, sin todos ellos estaba más…segura, y sin peligro de ayudar a alguien a atracar bancos y cargarme las culpas. Si, seguía sin poder perdonar a Jim, ¿y quién hubiera podido? Después de lo que me hizo…  ¡Ahh! No lo soportaba, cada vez que pensaba en él  me venía un dolor repentino a la cabeza. Era como una jaqueca horrible.
La solución era no pensar en él, pero era imposible, aunque me hubiera hecho eso… tenía un sentimiento diferente hacia él. Algo parecido al cariño.
¡Ahh! Fuera pensamientos impuros…uff, insoportable. Por fin llegaba el autobús. Se abrieron las puertas y un tipo con una chaqueta azul bajó dando un salto. Me miró a través de sus gafas de aviador y me dijo:
-¿Molly Suans?
-Si, soy yo…-dije sin ánimos.
-Tranquila princesa, el internado de Hobberst no es tan horrible como parece…-dijo intentando tranquilizarme.-Es mucho peor.
-No me asustas tío, así que vete a buscar a otra “princesa” para contarle tus historias de terror.-dije mirándole a los ojos.
-Mira niña…Menos bromas conmigo o te juro que el viajecito en autobús va a ser muy movidito…-dijo sacando una porra que le colgaba del cinturón. Me cogió del brazo y me subió al autobús de un empujón. Después subió detrás de mí y se puso al volante. Fui tambaleándome hasta uno de los últimos asientos.
Miré a mi alrededor y vi a una chica morena de ojos verdes que tenía una mirada penetrante.
-¿Y tú qué miras?-le espeté algo molesta. Arqueó una ceja y se dio la vuelta en su asiento.
-Tú misma, pero te advierto que el viaje es largo, y si quieres quedarte en silencio y sola…allá tú.-dijo la chica presumidamente. Me di cuenta de que lo mejor en aquellos momentos era tener a alguien cerca, alguien en quien poder confiar. No sabía a quién elegir, pero la chica que me había hablado parecía la más simpática, y la más normal. Además, era la única que se había atrevido a dirigirme la palabra…Me senté a su lado, y miré en su dirección. Se giró y me miró a los ojos.
-¿Y tú qué miras?-dijo ella imitándome. Le sonreí y me guiñó el ojo.
-Pues esos ojos verdes. ¡Menudo color!-dije sorprendida.
-Habló la de los ojos azules…-rió disimuladamente.
-Por cierto, ¿Cómo te llamas?-dije intentando dar conversación.
-Malena, Malena Sauryz.-dijo tendiéndome la mano. Se la apreté mientras le contestaba:
-Molly, Molly Suans.
-Encantada y dime ¿por qué estás aquí?-preguntó curiosa.
-…Prefiero no hablar de eso…digamos que por culpa de un chico…
-¿Es que hay algo que no sea por culpa de los chicos?... jejeje-Dijo riendo.
-Jeje, tienes razón… ¿Y tú por qué estás aquí?
-Problemas familiares y mal entendidos.-concluyó ella con una sonrisa.
-Pareces una de esas chicas que no han roto un plato en su VIDA…
-Eso es porque mi VIDA todavía no ha terminado…-dijo con una sonrisa malvada. Al cabo de una hora me di cuenta de que era una chica bastante inteligente y algo juerguista, de las que se apuntan a un bombardeo.


 

martes, 17 de enero de 2012

Capítulo 1


Narradora Molly:

De pequeña siempre me habían dicho que tenía el pelo castaño y ojos oscuros, pero con el tiempo mi pelo cambió de color, a un  rubio… bastante anormal. Respecto a mis ojos no se muy bien lo que ocurrió, pero se volvieron de un azul parecido a la mar en verano, cuando se aclara por el sol.
Vivía en una chabola de los barrios bajos de Nueva York, junto a mi madre, mi padrastro y el fumata de mi hermano. Todo iba bien hasta que un día el imbécil de mi hermano Jake trajo a su amigo Jim a casa. Un chico con un piercing en la ceja y algo maleducado, lo que le hacía más interesante. Cuando quise darme cuenta, me había enamorado de él, tenía algo que me llamaba la atención, como si gritase “acércate, no voy a hacerte daño”. Ese día se quedó a cenar en casa, y cuando subía las escaleras detrás de Jake, pude ver como me guiñaba el ojo. Le sonreí y me encerré en mi habitación.
A partir de ese día  ya no volví a verlo hasta que…ya os lo contaré más adelante…

Narrador Jim:

Corría desesperado, intentando no mirar atrás. Un grito me sacó de mis pensamientos.
-¡¡¡¡Jim!!!!
-¿¿Molly??-dije sorprendido.
Me giré de golpe y lo que vi me dejó helado. Dos guardias habían atrapado a Molly.
Miré el dinero en mis manos, y luego a ella una y otra vez; tenía que elegir YA.
-¡Eh, tú! ¡Quieto ahí!
Un guardia corría hacia mí. Miré a Molly una última vez y susurré “LO SIENTO”, mientras echaba a correr calle abajo. Después me di cuenta de que al fin y al cabo no elegí bien. Tenía remordimientos, después de todo solo la había utilizado para que me ayudara a robar en aquel banco.
No la quería de verdad… ¿O sí?...No tenía tiempo de ponerme a reflexionar, porque el guardia que me perseguía estaba empezando a alcanzarme.