Narradora Molly:
De pequeña siempre
me habían dicho que tenía el pelo castaño y ojos oscuros, pero con el tiempo mi
pelo cambió de color, a un rubio…
bastante anormal. Respecto a mis ojos no se muy bien lo que ocurrió, pero se
volvieron de un azul parecido a la mar en verano, cuando se aclara por el sol.
Vivía en una
chabola de los barrios bajos de Nueva York, junto a mi madre, mi padrastro y el
fumata de mi hermano. Todo iba bien hasta que un día el imbécil de mi hermano
Jake trajo a su amigo Jim a casa. Un chico con un piercing en la ceja y algo
maleducado, lo que le hacía más interesante. Cuando quise darme cuenta, me
había enamorado de él, tenía algo que me llamaba la atención, como si gritase
“acércate, no voy a hacerte daño”. Ese día se quedó a cenar en casa, y cuando subía
las escaleras detrás de Jake, pude ver como me guiñaba el ojo. Le sonreí y me
encerré en mi habitación.
A partir de ese
día ya no volví a verlo hasta que…ya os
lo contaré más adelante…
Narrador Jim:
Corría
desesperado, intentando no mirar atrás. Un grito me sacó de mis pensamientos.
-¡¡¡¡Jim!!!!
-¿¿Molly??-dije
sorprendido.
Me giré de golpe y
lo que vi me dejó helado. Dos guardias habían atrapado a Molly.
Miré el dinero en
mis manos, y luego a ella una y otra vez; tenía que elegir YA.
-¡Eh, tú! ¡Quieto
ahí!
Un guardia corría
hacia mí. Miré a Molly una última vez y susurré “LO SIENTO”, mientras echaba a
correr calle abajo. Después me di cuenta de que al fin y al cabo no elegí bien.
Tenía remordimientos, después de todo solo la había utilizado para que me
ayudara a robar en aquel banco.
No la quería de
verdad… ¿O sí?...No tenía tiempo de ponerme a reflexionar, porque el guardia
que me perseguía estaba empezando a alcanzarme.
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