sábado, 21 de enero de 2012

Capítulo 4

Narrador Peter:

Genial, sencillamente genial. Acabo de llegar al internado de Hobberst y por culpa de una niña malcriada me mandan al despacho del director. Esto iba de perlas, un buen comienzo para esos cinco años de internado…Llegamos a la puerta del despacho, pintada de marrón para cubrir las grietas de la madera corroída. Piqué con educación y oí un “adelante” demasiado severo. Las cosas no pintaban nada bien.
Después de explicar lo sucedido cada uno a su manera (la explicación que más se acercó a la verdad fue la de la amiguita de Malena, Molly creo que se llamaba) nos dijo a los tres:
-Bien, señorita Molly Suans, usted parece ser la única de la que me puedo fiar, ¿qué cree que debería hacer?-dijo mirándola. Dudó antes de contestar pero luego dijo:
-Pues, lo mejor sería decirnos que no volviera a ocurrir o nos impondría un castigo severo, señor.-dijo obediente. La miró un largo rato y luego dijo:
-Está bien, podéis iros, pero que no vuelva a pillaros peleándoos por mi internado. Y en cuanto a usted señorita Malena Sauryz, vigile su lengua, la he oído despotricar desde mi despacho.
-Si señor.-dijo con cara de buena niña, que bien se le daba actuar…Cuando salí del despacho miré a las dos chicas y les dije:
-Más vale que me disculpe…He sido un poco borde…
-¿Tú crees?-dijo Malena sarcásticamente.
-Oye, reconoce que tú tampoco es que me hayas tratado muy bien ¿no?-dije sonriendo. Ella asintió y dijo:
-Tienes razón…Lo siento…Por cierto, gracias Molly.-dijo mirando a su compañera.
-Si, gracias, si llegas a decir alguna estupidez fijo que nos castigan de por vida.-dije alegremente.
-No ha sido nada. ¿En fin, que podemos hacer en este sitio de mala muerte? -dijo restándole importancia al asunto. Mientras caminábamos por el largo y estrecho pasillo vimos a un tipo de unos cincuenta y tantos colgando una lista en un tablón de anuncios al lado de la entrada. Cuando se fue nos acercamos para leerlo. Era un mapa de todo el internado, donde estaban los baños, los patios, los despachos y…las habitaciones. En cada habitación se alojaban dos personas por orden alfabético o por elección del director. Malena se buscó con el dedo y susurró:
-Malena Sauryz, habitación 458. Compañera de cuarto: Molly Suans. ¡Nos ha tocado juntas!-dijo chillando de alegría. Era bastante simpática, y tenia un buen tipo…En fin, me busqué en el ala oeste, donde se situaban las habitaciones de chicos.
-Mm…Aquí, Peter Roan, habitación 276. Compañero de cuarto: Kevin Willson. ¡Genial, me ha tocado con quién quería!-dije contento. Todo estaba saliendo a pedir de boca. Un ruido chirriante me sacó de mis pensamientos.
-Atención chicos y chicas, dirigíos al comedor del ala sur, después del viaje en autocar, estaréis hambrientos.-sonó una voz por megafonía. Entre toda la gente logré encontrar a Kevin y le comuniqué que éramos compañeros de cuarto. Aproveché para presentarle a Malena y a Molly, y bajamos juntos las escaleras para llegar al comedor. Una mesa con bandejas de metal estaba en la entrada, y todos cogían una y se dirigían hacia la ventana donde servían la comida. Cogimos bandeja y nos pusimos a la cola. Cuando llegó nuestro turno descubrimos el Menú colgado en la pared y un montón de menús para los alumnos. Malena cogió uno y dijo en voz alta:
-Para nuestro panel de corcho de la habitación.-Mientras lo doblaba y se lo daba a Molly que lo guardaba en su mochila y sonreía. Nos sirvieron un pollo con patatas fritas algo seco y agua o un cacaolat. Cogí agua y nos dirigimos a una de las mesas libres. Eran de cuatro y cabíamos justos. Aunque si hubieran faltado sillas podríamos haber cogido otra de las mesas que sobraban. Mientras comíamos Kevin se puso dos patatas fritas en la nariz y se puso a hacer el payaso para que todos nos riésemos. Malena y Molly no paraban de echar miraditas a unas chicas muy pijas sentadas en la mesa de al lado y observaban como tiraban bolitas de papel a la comida de una chica tímida de piel pálida, ojos negros y pelo oscuro con mechas azules. A Malena se le quedó atragantada una patata y tuvimos que ayudarla a golpetazos.
Cuando acabamos de comer vaciamos las bandejas en un cubo de basura maloliente y nos dirigimos al patio. Era bastante amplio, pero solitario como el resto del internado. Nos sentamos en uno de los bancos y miramos al cielo aburridos. Estaba de un gris nublado, como si fuera a llover.
-¿Bueno, y vosotros porqué estáis aquí?-dijo Kevin intentando dar rienda suelta a su curiosidad. La primera en responder fue Molly, que dijo sin de ganas de hablar:
-Por culpa de alguien…un chico-dijo intentando cerrar el tema.
-Yo estoy aquí por culpa de mi madre, me maltrataba y me decidí a hablar, pero nadie me creyó y pensaron que yo era el maltratador.-dijo Kevin recordando el pasado. Pero al parecer no le afectaba mucho, porque enseguida volvió su sonrisa amable. Peter no dijo nada y Malena dijo lo mismo que me había contado a mí:
-Problemas de familia y algunos malentendidos…
-¿Y tú Peter, por qué estás aquí?-dijo Malena sonriendo. Kevin alzó las cejas y le hizo señas diciendo que no preguntara nada sobre eso. Pero Peter se limitó a mirarla a los ojos, sonreírle y decirle en voz baja:
-Prefiero no hablar de eso ahora.


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