sábado, 5 de mayo de 2012

Capítulo 13



Narradora Malena:

Llevábamos ya un rato en la ambulancia, y hacía rato que Peter se había quedado dormido. Yo me giré apoyada en su hombro para mirarle y allí estaba. Durmiendo tranquilamente y con esos labios ligeramente cerrados. Sonreí al pensar que hace rato yo había besado a ese chico especial. Me separé y miré al conductor para preguntarle cuánto quedaba. Pero en ese momento la ambulancia se paró en seco, y Peter y yo caímos golpeándonos con el asiento de delante. Yo me reí tocándome en la cabeza, justo donde me había golpeado. Peter soltó un insulto y me miró, preocupado.
-Estoy bien, no me he hecho mucho daño.-dije sonriendo.
-Pues yo me he dado un buen golpetazo…-dijo masajeándose el hombro. Yo me acerqué y le di un pequeño beso en los labios, que le pilló totalmente por sorpresa.
-¿Así está mejor?-dije guiñándole el ojo. Él me miró atónito, pero después se acercó y me besó en el cuello. Yo me estremecí y le agarré de la camiseta con fuerza. El conductor bajó a toda prisa y nosotros hicimos lo mismo, y abrieron las puertas traseras de la ambulancia. Asomé la cabeza con timidez, pero no me dio tiempo a ver mucho. Sacaron la camilla entre el conductor y dos personas más que salieron del hospital al vernos llegar. Me dio tiempo a mirar a Kevin una sola vez y se lo llevaron dentro. Molly bajó de un salto, y al alzar la mirada noté que sonreía. Pero no era una sonrisa como las demás, era una sonrisa especial: traviesa y risueña, y con las mejillas ligeramente rosadas. Sonreí al verla así y me separé de Peter para abrazarla.
-Vamos chicas, tendremos que esperar a que nos digan algo dentro.-dijo él acercándose a nosotras. Yo asentí y empecé a andar, con Peter a un lado y Molly en el otro. Las puertas correderas se abrieron y entramos uno detrás del otro. Después de acostumbrarnos a ese olor extraño de los hospitales, nos acercamos al mostrador. Peter empezó a hablar con seguridad:
-Perdone, acaban de traer a Kevin Willson en una ambulancia. ¿Podríamos saber dónde está?
-Mm.....De momento no me han dicho nada, pero podéis esperar allí sentados y en cuanto sepa algo os avisaré.-dijo una chica con el pelo teñido de un rojo fuego y gafas negras. Yo suspiré y miré a mí alrededor en busca de tres asientos libres. Al fondo de la sala había unos seis asientos libres, y me dirigí allí con paso cansado. Me dejé caer sobre una de las sillas acolchadas y Peter hizo lo mismo. Molly en cambio, se apoyó en la pared con la pierna doblada y la cabeza agachada. A los dos minutos cambió de posición, poniendo sus manos en los riñones con las palmas hacia la pared. Al poco rato volvió a cambiar, apoyando su pierna derecha en la silla de al lado. Cuando ya no le quedaban más poses empezó a andar de un lado a otro, pasando por delante de nosotros cada vez. Me estaba empezando a poner nerviosa, y cuando ya no podía más dije enfadada:
-¡Molly por dios estate quieta de una maldita vez, me estás mareando de tanta vuelta!-Ella se detuvo en seco justo delante de Peter, y me miró con un poco de rabia. Pero se relajó de golpe y se sentó a mi lado, apoyando su cabeza en su mano. Pasaron unos diez minutos, y yo estaba harta de esperar. Molly se había apoyado en mi hombro y se había quedado dormida, y yo luchaba por mantener los ojos abiertos. Pero cada vez me costaba más y eso que solo eran las dos del mediodía. Mi barriga empezó a rugir, pero yo no quería levantarme y dejar sola a Molly y a Peter. Él sonrió y me dijo en voz baja para no despertar a la bella durmiente:
-¿Quieres que te traiga algo de comer?
-No gracias Peter, prefiero esperar a que nos digan algo de…-En ese momento un médico se acercó a la chica del mostrador y le dijo algo en voz baja, ella asintió y nos hizo señas para que nos acercáramos. Yo le di unos toquecitos a Molly en el hombro, y en seguida abrió los ojos.
-Vamos, saben algo de Kevin.
Nos levantamos y nos acercamos al mostrador con paso decidido.
-¿Y bien?-dijo Peter con impaciencia.
-Vuestro amigo se encuentra bien, pero lleva la pierna escayolada. Además le han hecho un análisis de sangre y unas pruebas, y al parecer está un poco bajo de defensas. Se quedará aquí a pasar la noche y mañana le darán el alta, y sólo puede quedarse una persona con él.-dijo la chica abreviando.
-Me quedo yo.-dijo Molly reprimiendo un bostezo.
-Ni hablar, me quedo yo.-replicó Peter.
-Pero…
-Molly ni tú ni Malena podéis quedaros, necesitáis dormir bien para estar más descansadas mañana y poder venir a verle. Me quedaré yo, y vosotras volveréis al internado.-dijo él con los brazos cruzados. Yo asentí no muy convencida y Molly resopló molesta. Pero en el fondo entendía que lo hacía para que descansáramos, así que le dije que nos acompañara a la puerta. Una vez allí, le abracé con todas mis fuerzas y respiré su olor. Él me agarró por la cintura y me besó en la mejilla.
-Vamos princesa, tienes que irte…
-Lo sé, pero no quiero separarme de ti…-dije susurrando. Él se separó de mí y me dijo sonriendo:
-Te prometo que pensaré toda la noche en ti, y que mañana volveremos a vernos.
-¿Prometido?-dije sonriendo. Él se acercó y me besó con ternura, y al separarnos me acarició la mejilla y se fue, desapareciendo en el hospital. Yo suspiré y miré a Molly, que me esperaba con los brazos cruzados y sonriendo. El director estaba subido en un coche azul marino, que seguramente era con el que había venido al hospital. Nos hizo señas para que nos acercáramos y subió arrancando el motor. Nos sentamos en la parte de atrás y nos pusimos el cinturón mientras él nos decía:
-Os llevaré al internado y después volveré aquí. Me dejarán pasar la noche en una habitación por si ocurre algo, ya que soy el responsable de ese chico…
-Claro, gracias señor director.-dijo Molly obediente. Y volvimos al internado; el director nos dejó en la portería y se marchó, dejando una nube de polvo en su lugar. 





jueves, 22 de marzo de 2012

Capítulo 12


Narradora Molly:

Lo que vi me dejó bloqueada: unos pies sobresaliendo del borde de una camilla. Tuve una sensación parecida al hormigueo del estómago cuando te enamoras, pero ésta vez para mal. Empecé a dirigirme con paso firme, segura de mi misma.
Pero el hormigueo me subía por la garganta y empecé a acelerar el paso hasta casi correr. Llegué a las puertas traseras de la ambulancia y asomé primero la cabeza y luego el cuerpo entero.
Y allí estaba él, con una mueca de dolor que cambió por una sonrisa forzada al verme. Yo intenté sonreír pero mis labios temblaban y mis ojos se humedecían. Me obligué a no llorar y me acerqué a la camilla, subiéndome en la ambulancia y sentándome a su lado. No sabía muy bien lo que hacer, ya que en realidad no sabía si Kevin me gustaba… Era una sensación extraña, lo veía como un amigo pero si me lo imaginaba besándome… no me desagradaba para nada, es más…diría que todo lo contrario. Suspiré y le miré a los ojos, cogiéndole con cuidado la mano y sujetándola con suavidad.
-Kevin…yo… ¿Podrás perdonarme?
-¿Per…perdonarte, pero porqué?-dijo él incorporándose con lentitud y con algún que otro quejido.
-Todo esto ha sido culpa mía, sé que estabas triste y cabreado conmigo por no haberte besado. Y de verdad que me hubiera gustado, pero estaba echa un lío porque entre lo de Jim y el regalo…-pero no me dejó acabar, me puso un dedo en los labios y me sujetó la cara entre sus manos. Yo aparté la vista tímidamente:
-Quien es Jim?-yo negué con la cabeza, me deshice de sus manos y miré hacia otro lado.
-Molly, mírame.-Y así lo hice, respiré hondo y levanté con decisión la barbilla.
-Kevin, ahora no quiero hablar de eso… No quiero estropear este momento por su culpa. Sólo te diré que por su culpa estoy aquí metida…
-Molly… Si ese idiota te ha metido aquí, es porque no tenía ojos.
-¿Qué? No lo entiendo.-dije mirándole a los ojos sin comprender. Él me acarició la mejilla y me susurró:
-Porque si tuviera ojos, habría visto lo preciosa que eres y no te habría jodido metiéndote en este asqueroso internado.-dijo sonriendo.
Mi corazón iba a mil, ¿qué debía decirle? Respiré hondo para hablar, pero él me cortó y me dijo:
-Ahora no tengo ganas de hablar de esto Molly, prefiero descansar.-y con esfuerzo giró la cabeza para no mirarme. Yo susurré un sí sin mucha convicción, y cerré la boca mordiéndome el labio inferior. Pero no quería dejar las cosas así. No, me negaba a que se quedara sin saber lo que tenía que decirle. Así que volví a hablar, intentando que mi voz no temblara demasiado:
-La verdad es que no me arrepiento de que por culpa de ese imbécil me metieran en este internado. Porque gracias a él, te he conocido a ti. Y eso no lo cambiaría por nada del mundo.-Cerré los ojos con fuerza, esperando a oír alguna respuesta o algún ruido, pero nada. Pasaron unos segundos, y abrí los ojos. Y allí estaba él, a cinco centímetros de mí mirándome con esos ojos color marrón que tanto transmitían. Él sonriendo, abrió la boca para contestarme, pero yo ya no quería hablar más. Ya sabía lo que quería, y le puse un dedo en los labios. Me acerqué un poco más, y le susurré en el oído:
-No sé porqué fui tan tonta y no dejé que me besaras cuando me diste el regalo. Porque sinceramente, me he quedado con las ganas.-Y me separé lentamente, quedándonos nariz con nariz. Y por fin, Kevin me sujetó la cara entre las manos y me atrajo hacia sus labios. Yo presioné los míos con los suyos, dejando que mis manos juguetearan con su pelo. Seguimos besándonos una y otra vez, cómo si el mundo fuera a acabarse en ese instante. Hasta que al final nos separamos, y me mordí el labio inferior bajando la mirada hacia el suelo. Pero él me abrazó suavemente colocando sus manos en mi cintura. Yo le abracé rodeándolo con mis manos por el cuello. Aspiré profundamente, dios mío me encantaba como olía. Era un aroma suave, que me relajaba. Él me besó en el cuello, cosa que hizo que me estremeciera y le agarrara con más fuerza. Yo me acerqué a su oído y le susurré:
-Me gustas Kevin, me gustas y mucho.-y al separarnos nos volvimos a besar, lentamente para que aquel beso no se acabara nunca. 


jueves, 23 de febrero de 2012

Capítulo 11


Narrador Kevin:

Por fin Molly y Malena cerraron la puerta. Durante todo aquel rato me había sentido observado. Mi cuerpo tenía una mezcla de sentimientos y no podía distinguir entre envidia o tristeza, estaba envidioso porqué Peter había conseguido a su chica, pero en cambio, yo ‘’el ligón de Kevin’’ (como me conocían en el barrio), no.
Y a la vez triste porque sentía que Molly no sentía nada por mí porque extrañaba a alguien. No sé cómo pero al final conseguiría que me lo explicara estaba seguro de eso.
-Tío que te pasa, estás paralizado.-dijo Peter mientras entrábamos en nuestra habitación…Que bien me había conocido en tan poco tiempo.
-No nada, me…me podrías dejar solo un… momento…aquí en esta habitación…-dije.
-Vale,… cuando quieras que venga me vienes a avisar al comedor…- dijo con voz compasiva.
-Por favor, no le cuentes que estoy así a…-esa fue mi última e inútil palabra antes de escuchar el gran portazo de Peter.
Nunca había sentido tanta autocompasión dentro de mí mismo. Me quería desahogar pero no sabía con quien. Me quería ir de aquel sitio, pero no podía. Lo más fuerte era que me gustaba Molly pero a la vez… me sentía indefenso, no podía soltarle una palabra más alta que otra, porque, ya me sentía mal.
No paraba de pensar en qué pensaría Peter de mí, seguro que nada bueno, se pensaría que nunca había ligado.
Vaya sensación más rara… Por un momento me puse a pensar cuantos problemas se tienen por una chica.
Después de eso, me animé y propuse que la conseguiría. Cogí una circular que tenían encima de la mesa, era la que nos había entregado el director para la compra de la ropa. Y empecé a escribir haciéndome un poco el sentimental.

 Querida Molly, quería decirte, que eres una persona que… desde hace unos días, es decir, desde que llegaste, me empezaste a gustar, desde ese momento no he parado de pensar en ti, por unos instantes bastantes largos, llegué a pensar que te conseguiría. Pero veo que no, no me atrevo a decírtelo a la cara, por esa razón te lo digo por aquí, TE QUIERO.
Sí por alguna razón no quieres mantener una relación conmigo, no quiero que dejes de confiar en mí, quiero que seas como mínimo mi amiga… Para mí la definición perfecta amor eres tú.
PD: Me alimento de pensar en ti.

Entonces cogí y me fui a buscar a Peter y a ver otra vez a las chicas.
Bajando las escaleras, sentí un ligero dolor de cabeza y sentí como las piernas me flaqueaban. A partir de ahí ya no recordé nada hasta…


Narrador Peter:

Una vez que las chicas cerraron la puerta de su habitación y nosotros nos fuimos a la nuestra, Kevin me ordenó que me fuera hasta su previo aviso. Y yo como es de suponer me fui. Estuve un buen rato hablando con ellas, y como no, me preguntaron que donde estaba Kevin. No sé cómo me lo monté pero en cinco minutos se lo conté todo, cuando acabó la conversación se veía como Molly estaba metida en su mundo y como Malena no le paraba de pasar la mano por delante de la cara poro ella ni se inmutó hasta que solté un chillido y pegó un bote. En ese mismo momento fue cuando por megafonía con un estruendo dijeron:
-Los amigos de Kevin Willson, que vengan a portería, por favor.
Nosotros nos quedamos parados, nos vinieron a la cabeza mil y un pensamientos. Corrimos hacia la portería, y una vez allí entramos dando empujones a la gente que se nos cruzaba en el camino.
Apoyé las manos en el mostrador y le dije a la portera:
-¿Dónde está Kevin?
-¿Pe…perdón?-dijo ella confusa. Le cogí los hombros y empecé a agitarla mientras le decía chillando:
-¿QUE DÓNDE ESTÁ KEVIN?
-¡Peter, ya basta, suéltala!-dijo Malena cogiéndome suavemente las manos para que soltara a la portera.
–Perdone señorita, ¿podría decirme dónde se encuentra Kevin Willson?-dijo Malena con una sonrisa nerviosa.
-M…Willson, Willson…Ah! El muchacho de la ambulancia.-dijo ella dando un chasquido con los dedos.
-¿A…Ambulancia?-dijo Molly con voz temblorosa. Se cogió la cabeza entre las manos mientras las piernas le temblaban.
-Verá, somos sus amigos, nos han dicho que vengamos aquí pero no nos han dicho por qué.-dijo Malena con voz firme.
-Sí, es para que acompañen al director al hospital, le han concedido que traiga a tres alumnos y os ha escogido a vosotros.
-¿Y qué le ha pasado?-pregunté aún nervioso. La portera me miró con desconfianza, pero luego añadió:
-Se cayó por las escaleras, al parecer ha sufrido una fractura en el húmero.
-¿Y a qué se debe la caída?-dijo Molly aún temblando.
-Al parecer ha sufrido un bajón de azúcar. Imagino que tendrán que hacerle algunas pruebas, tal vez esté ingresado algunos días y…-pero no le dio tiempo a acabar, porque Molly se desplomó y Malena la cogió justo antes de que cayera al suelo. Le dio unas palmaditas en la mejilla, mientras susurraba su nombre asustada.
La portera nos dio un vaso de agua y se lo puse en los labios, intentando obligarla a beber. Empezó a toser y a despertarse. Cuando me vio abrió mucho los ojos y dijo susurrando:
-No es verdad, no es verdad, a Kevin no le ha pasado nada… ¿Verdad?-Pero no me atrevía contestarle ni a aguantarle la mirada puesto que parecía que sus ojos pudieran ver a través de los míos. Cuando miró a Malena y ella afirmó imperceptiblemente con la cabeza, el labio inferior de Molly empezó a temblar, primero suavemente, luego con más rapidez. La cogí por los hombros y le dije:
-Kevin no querría verte así. Sécate esas lágrimas y vamos a verle, ¿te parece bien?-y le dediqué una de mis mejores sonrisas. Ella asintió levemente y se secó las lágrimas con la mano. Me miró intentando sonreír y yo le hice una mueca divertida poniendo mis ojos bizcos. Ella mostró su sonrisa encantadora y nos cogió a mí y a Malena de la mano.
-Vamos, Kevin nos estará esperando.-y dicho esto empezó a andar con paso ligero pero firme a la salida del internado. Al abrir la puerta unas luces naranjas nos cegaron y Molly cerró los ojos molesta. Al instante los abrió atenta, y pudo ver la ambulancia en la que se suponía que estaba Kevin. Se quedó parada, y por mucho que Malena la llamara no se movía. Respiraba tranquila, y sus ojos no se movían sino que se mantenían en un punto fijo. Miré hacia donde ella estaba dirigiendo sus ojos y vi las puertas traseras de la ambulancia abierta, y unos pies descalzos asomaban apoyados en una camilla. Molly empezó a andar lento, pero después apretó el paso y empezó a correr. Malena intentó detenerla, pero yo le cogí la muñeca suavemente y le negué con la cabeza.
-Déjala, necesita arreglar las cosas con él.
-Pero…-dijo poniendo pucheros, pero yo le acaricié la mejilla y le besé la frente.
-Vamos, seguramente nos harán sentarnos en los asientos de atrás ya que normalmente sólo dejan que vaya una persona al lado de la camilla.
-¿Y tú como sabes tanto de ambulancias?-dijo ella arqueando una ceja. Yo titubeé indeciso… ¿Debía contárselo ahora, o mejor en otro momento? Iba a contestar pero ella entrelazó sus dedos con los míos y con suaves tirones me dirigió hacia los asientos. Abrí la puerta y dejé que ella pasara, luego me senté y cerré la puerta detrás de mí. El conductor, vestido de rayas fluorescentes nos saludó con un movimiento de cabeza y dijo:
-Ya estamos todos, vámonos.                       
Y empezó a alejarse del internado con rapidez. Podía notarse un silencio tenso entre todos, ya que nadie hablaba. Malena me apretó la mano y me miró a los ojos con miedo. Yo le devolví el apretón y le susurré mientras le apartaba un mechón de pelo de la cara:
-Tranquila, todo va bien.
Ella suspiró y apoyó su cabeza en mi hombro. Yo podía oír voces en la parte trasera del vehículo, pero me limité a mirar por la ventana para distraerme ya que quería que Molly y Kevin tuvieran su intimidad.


lunes, 20 de febrero de 2012

Capítulo 10



Narradora Malena:

Lo estaba pasando como nunca en el internado. Cada vez me parecía que Peter se acercaba más a mí, nos hacíamos más amigos… Por la tarde nos fuimos a la habitación para descansar un rato. Cuando estaba a punto de quedarme frita en mi cama picaron a la puerta. Molly fue a abrir, y Peter y Kevin entraron como balas con un paquete en sus espaldas. Entraron un poco nerviosos, como si nos quisieran contar algo, pero sin poderlo sacar de su interior por algún motivo.
-Hola. ¿Ocurre algo?-Dije yo sorprendida.
-¡¡No!!-Dijo Kevin rápidamente.
-¡¡¡Qué va!!!-Pronunció Peter poco después.
-Pues vale… Bueno, entonces… ¿A qué habéis venido?-dijo Molly interesada. Los chicos se pegaron algunos codazos, pero al final Peter contestó:
-Os hemos traído algo…
-Veréis, nos hemos escapado del internado y…-empezó Kevin.
-¿¿¡¡QUÉ!!??-dije abriendo mucho los ojos. Empecé a dar vueltas alrededor de mi cama angustiada, mascullando insultos en voz baja.-Sois idiotas, realmente sois estúpidos. ¿Pero es que no tenéis cerebro? ¡¿Podían haberos pillado y entonces qué?!
-Tranquila, estamos aquí. ¿No?-dijo Peter sonriendo. Me sonrojé enseguida y miré hacia otro lado.
-Bueno, como iba contando, nos hemos escapado del internado y mirando por las tiendas os hemos comprado un detalle…-dijo Kevin sacando de su espalda un paquete enorme envuelto en papel de regalo. Miré a Molly sorprendida y ella sonrió y señaló a Peter con la cabeza. Me giré y vi que también sacó un paquete de detrás de su espalda. Se había acordado de mí…
-¿A qué esperáis? ¡Abridlo ya!-dijo Kevin impaciente. Cogí el paquete que Peter me ofrecía y empecé a desenvolverlo. Lo primero que vi fueron unas deportivas DC de color azul preciosas. Miré sonriendo a Peter, jamás me habían regalado nada tan bonito. Seguí mirando en el interior del paquete. Saqué una gorra a cuadros negros y azules y de la misma marca. Volví a sonreír, sólo que esta vez, Peter me guiñó un ojo y me animó  a continuar. Por último saqué una sudadera azul con las letras DC en grande de color blanco. Todo era precioso. Miré a Peter y al ver aquella cara me sonrojé, pero me lancé en sus brazos riendo. Apoyé mi cabeza en su hombro, y le susurré en voz baja unas muchas gracias. Cuando íbamos a separarnos nos quedamos mirándonos a los ojos, nariz con nariz. Iba a separarme, pero Peter me cogió de la muñeca y dijo en voz baja:
-¿Me gasto una pasta en ti y lo único que consigo es un muchas gracias? Lo siento muñeca, pero esto no va así…-dijo acercando su cara a la mía.
El corazón me iba a mil, pero me obligué a mi misma a cerrar los ojos. A los pocos segundos noté sus labios rozando los míos. Cariñosamente pasé mis brazos por su cuello y apreté mis labios contra los suyos. Cuando nos separamos no pude evitar sonreír y miré sus ojos. Esos ojos preciosos de color marrón avellana me tenían hipnotizada. Miré a Molly, ella estaba riendo y diciendo gracias una y otra vez. Kevin sonreía y miraba a mi amiga, orgulloso de haberla echo reír. De repente Kevin se acercó a Molly más de lo previsto, y ella giró la cara mirándole a los ojos. Pensé que iban a besarse, pero ella le dio un beso en la mejilla y se volvió hacia mí.
 Kevin dio un leve suspiro y nos miró sonriendo.
-¿Y a ti qué te ha regalado tu Romeo?-dijo Molly divertida. Le enseñé el conjunto y ella me enseñó el suyo. Era igual que el mío, solo que el suyo era verde.
-Bueno chicos… que nos ha encantado el conjunto…y…-dijo Molly.
-¡Oh!, y tanto, es precioso, nunca me habían dado algo tan bonito…
-Hm… Malena, déjalo ya.- dijo Molly un poco rara.
-OK, ya no me hago más la pesada… ya me callo.-dije un poco cabreada, odiaba que me interrumpieran de tal manera.
-No te preocupes, por mi te puedes quedar hablando conmigo el tiempo que quieras… puedes contar conmigo para cualquier cosa, ¿de acuerdo?-dijo Peter acercándose a mí con mirada juguetona.
Cuando yo iba a hacer el intento de acercarme, Molly me cogió del brazo, me pegó un tirón disimuladamente y dijo:
-Malena tenemos prisa a que si…
-Y tanto.-dije siguiéndole el rollo.-Pero a donde vamos a ir si esta es nuestra habitación…
-Adiós chicos, muchas gracias por los regalos-dijo Molly con una falsa cara de satisfacción.
-De nada…- dijo Kevin sonriendo, como no, el gracioso de Peter tuvo que soltar su fiu fiu… de fondo.
-Chao.-dije dándole un beso en la mejilla a Peter i seguidamente a Kevin, no me pude entretener porqué ya hacía rato que Molly tenía el pomo cogido lista para cerrar la puerta en cuanto los chicos se fueran.



martes, 14 de febrero de 2012

Capítulo 9


Narrador Kevin:

Cogí a Peter rápidamente del brazo y le obligué a seguirme. Me costó convencerlo ya que se negaba porque decía que no quería meterse en más líos.
Cuando conseguí convencerle, corrimos hasta la verja más baja que cubría aquel fúnebre edificio, como podéis suponer, para poder pasar sin problemas.
- Vamos, vamos. – dijo Peter un poco asustado.
- ¡¡Ya!!– pegué un chillido y pasamos los dos en un abrir y cerrar de ojos al otro lado de la verja.
- Puff… Por fin. Nunca he tenido la adrenalina tan a flor de piel.
- Anda con todo lo que has hecho tú…
-Muchas cosas, pero nunca me he escapado de una “cárcel” – dijo él.
-Vale menos hablar y más correr que todavía estamos al lado.
Echamos a correr hasta que llegamos al pueblo más cercano. Allí le conté a Peter mi plan; comprarles algo a las chicas. Entramos en una tienda de ropa de marca, porque me imaginé que serían compradoras compulsivas y les gustaría algo de allí.
-Hola, ¿puedo ayudaros en algo?-preguntó el dependiente de la tienda con una amplia sonrisa.
-Hola, verás, necesitamos un regalo para unas chicas. Algo moderno, supongo. No sé si me explico…-dije confuso.
-Tranquilo, te entiendo, seguidme.-dijo señalando una puerta que llevaba el logotipo de DC en la parte delantera. Entramos lentamente, y vimos un montón de ropa: Sudaderas, camisetas, pantalones, gorras, bambas…
-Os recomiendo algo que se está vendiendo mucho: Una sudadera, con las bambas y la gorra a conjunto. Tenéis tres colores para elegir: Azul, verde o rosa.
-Pues…A Malena le gusta el azul, porque al venir llevaba pantalones, camiseta…todo azul…-dijo Peter pensativo.
-Sí, y a Molly el verde, porque llevaba una camiseta del mismo color.-dije yo recordando como iba el primer día en que la vi.
-Pues mirad, aquí tenéis los conjuntos. Éste es el verde y aquel el azul.-dijo señalando dos perchas al fondo de la sala. Miré el conjunto verde.
Era bastante bonito. Pero luego miré el precio: Treinta euros. Bueno…estaba bien… aunque menos mal que Peter y yo habíamos traído dinero que si no…con los cincuenta euros que nos dio el director no podríamos comprarnos ropa para nosotros si cogíamos los treinta euros de ahí. Miré en el bolsillo, treinta euros, me llegaba justo. Miré a Peter y vi que también estaba contando su dinero. Alzó la cabeza y sonrió.
También tenía suficiente dinero. Pagamos y pedimos que lo envolvieran. Luego salimos de la tienda pitando hacia el internado. Seguro que empezaban a echarnos de menos. Saltamos la verja de nuevo y entramos sin ser vistos. Cuando pensamos que estábamos a salvo apareció el director delante de nuestras narices.
-¿Se puede saber de donde vienen? ¿Es que no me han oído por megafonía? Es hora de comer, diríjanse al comedor inmediatamente.
-Sí señor, sentimos la tardanza, estábamos en el patio exterior y no le hemos oído…-dijo Peter escondiendo disimuladamente el regalo detrás de su espalda. El director nos miró de arriba abajo, y asintió. Luego dio media vuelta y se fue. Menos mal…Pensé que nos pillaban. Fuimos a  la habitación y dejamos los regalos debajo de la cama. Luego corrimos al comedor. Cogimos una bandeja y nos sirvieron la comida. Oí a Malena chillar mi nombre, y la vi en una mesa con Molly. Que guapa iba…Una camiseta de tirantes marrón y unos shorts tejanos con unas sandalias negras. Nos sentamos a su lado y enseguida empezaron a contarnos lo que habían echo.
-Nos lo hemos pasado genial. ¿Verdad Molly? Hemos ido a un almacén con toda la ropa de marca a 5 euros como mucho. ¿A que sí Molly? Luego hemos ido a la caja a que nos cobrasen y después hemos venido hasta aquí. Pero no estabais en ninguna parte. ¿Cierto, Molly?-Dijo Malena mirándola. Ella estaba distraída, asentía de vez en cuando, o simplemente sonreía, pero no abrió la boca en toda la comida. Al principio pensé que estaba enfadada, pero luego Malena me explicó que seguramente pensaba en el chico que la había inculpado de haber echo algo tan malo como para que la encerraran aquí.


Bueno bueno bueno... Y en el próximo capítulo... ¡HABRÁ BESO! ¿Quién será el o la afortunado/a? Lo descubriréis dentro de poco! (L)

domingo, 12 de febrero de 2012

Capítulo 8


Narradora Molly:

El viaje en autobús fue corto, y enseguida llegamos a un enorme almacén. Entramos por una puerta trasera y lo que vi me dejó paralizada. Unas cestas enormes, llenas de ropa, de todas las marcas… ¡DE REBAJAS! Todo a 3, 4 y 5 euros como mucho. Ropa de Zara, Stradivarius, Spirit, Bershka, Blanco, Mango, Pull and Bear, H&M…
Me cogí seis camisetas básicas de tirantes de color azul, verde, blanco, marrón, gris, y negro. Luego fui a por los pantalones: Dos shorts tejanos, unos pitillos de color marrón y unos piratas de color lila.
Luego a por las faldas: Dos minifaldas abiertas un poco por un lado de colores verde y rojo, una falda por las rodillas con volantes de color blanco, y una falda pantalón de color negro.
Camisetas de manga corta: Una de color naranja, otra con flores azules y blancas, otra con notas musicales blancas sobre un estampado marrón y otra verde con animalitos.
Los vestidos: Uno blanco de palabra de honor, otro azul de tirantes para el verano, otro lila con volantes y por último, un vestido rojo fuego sencillo. Cogí también cuatro chaquetas: Una cazadora de piel negra, una gabardina marrón, un abrigo azul muy mono y cortito y un chaleco gris con capucha al que podías ponerle mangas.
Por último, me fui a por los zapatos: Cogí unas manoletinas negras y otras blancas, unas sandalias marrones, unas deportivas blancas, unas zapatillas de estar por casa rojas, unas botas negras altas, unos botines marrones y unas sandalias con plataforma de color verde. Cogí también un cinturón negro ancho y otro marrón trenzado. También vi una camisa blanca y otra de cuadros muy monas y las cogí también.
Cuando estaba lista y vi a Malena venir con un montón de ropa, me di cuenta de que me faltaban dos cosas muy importantes: 1 el pijama y 2 la ropa interior. Malena me acompañó también a por lo que me faltaba, pero después divisó algo que le gustó y fue directa hacia allí. Cogí dos pijamas, uno de hello kitty de invierno rosa y blanco y otro de una vaquita con camiseta de tirantes y pantalones cortos. También me cogí un camisón de Mafalda rojo y unos leggins lisos blancos, por tener algo de ropa cómoda. Luego fui a por la ropa interior y me cogí de todo, sujetadores con relleno, con aro, o algunos más sencillos sin relleno…También me harté de braguitas, y debo decir que me quedé con ganas de comprarme unas braguitas bajas muy monas, pero no sabía con qué me lo pondría...Entonces vi un sujetador monísimo de la pantera rosa y del mismo color que las braguitas, miré lo que me quedaba del dinero. Cuatro euros, las braguitas valían dos, pero el sujetador tres. Mierda, no me llegaba… Me fui andando asqueada cuando vi a Malena a lo lejos.
-¿Y esa cara tan larga?-me preguntó sorprendida.
-No me llega para comprarme un conjunto de ropa interior.
-¿Cuánto te falta?-preguntó sonriendo.
-Un euro…
-Pues estás de suerte, me sobra un euro, pero todo lo que valía ese precio tan bajo ha volado, así que no lo necesito. Toma.-dijo tendiendo su mano con la moneda en el centro.
-No hace falta de verdad…-dije desechando su oferta.
-Venga, cógelo, lo estas deseando…-dijo con voz susurrante.
-Gracias, muchas gracias, eres la mejor.-Le di un abrazo y un beso en la mejilla. Me guiñó un ojo y me fui corriendo a por el conjunto. Lo metí en una de las bolsas que cogías en la entrada y fui a la caja. Una chica pelirroja mascaba un chicle verde bastante asqueroso.
-Son cincuenta y un euro, por favor.-dijo mirándome.
-Aquí tiene.-dije tendiéndole el billete de cincuenta euros y la moneda de Malena.
-Gracias, siguiente.-dijo con voz aburrida. Me fui contenta hacia el autobús y me senté con Malena, le enseñé el conjunto que gracias a ella me había comprado y me dijo sonriendo:
-Tienes razón, valía la pena, es monísimo. 





miércoles, 8 de febrero de 2012

Capítulo 7


Narrador Peter:

8.30

Era una mañana de las normales, en las que me limitaba a asomarme en la ventana y poder sentir ese aire fresco con olor a humedad.
Como siempre yo me levantaba un poco antes que Kevin.
Aquella mañana tuvo un toque especial. Me puse a reflexionar y no se por que razón me vino una imagen de Malena a la cabeza… intenté dejar de pensar en ella pero no podía me sentía culpable de la pelea, y de la mala bienvenida que le di…
-¿Qué haces Peter?- si como podéis imaginar era Kevin.- ¿Qué pasa tío?
No se como pero Kevin, antes de oírme hablar, sabía que me pasaba algo.
-Nada, un poco disgustado.-dije yo.
-¿Por qué?
- Nada, que me siento culpable por la discusión que… nada déjalo.
- ¿Qué pasa?- dijo incitándome a hablar.
- Pues que tuve una pelea con Malena…
- Ah, la chica nueva, que está como un tren, de ojos azules, rubia.-dijo sonriendo.
-No que va, esa es Molly, ¿aún no te sabes los nombres? yo digo la morenita, que por cierto es un bombón eh.-dije guiñándole el ojo.
-Chaval, no sabía que te gustaba…
-Bueno… no está nada mal.-Dije sonriendo mientras pensaba en ella.
- ¿¿Quieres que te ayude a conseguirla??
- Te crees que necesito tu…-iba a rechazar su oferta, pero luego recapacité.-De acuerdo pero con una condición, que yo te pueda conseguir a Molly. ¿De acuerdo?
- Mmmm, vale pero lo de Molly lo dejamos para más tarde ¿de acuerdo?
-¿Cómo?-cuando decía eso él sabía que va a ser que de esperar nada o los dos juntos o nada de nada.
Salimos de la habitación y fuimos al cuarto de Molly y Malena. Picamos y no contestaron. Entonces pasó un señor gordo y fofo. Y le preguntamos:
-¿Qué pasa aquí? ¿Por que no contestan?
- Mira niño, estas hermosas flores, se han ido a comprar la ropa y vosotros vais esta tarde. Tengo que daros una buena noticia, este año no hay uniforme, por ser el 50 aniversario del colegio.
- ¡Yuujuu! -dijo Kevin contento-Cinco años sin esa asquerosa ropa.
- Bueno Kevin ¿y que hacemos? ¿Donde vamos?
-Perdone señor, ¿Cuando volverán?-preguntó Kevin señalando con un dedo la puerta de la habitación de las chicas.
-Pues mira, más o menos a las 11.
-Gracias señor-Dije yo sonriendo.
-Aún hay tiempo de comprar algo-Dijo Kevin, y entonces cogió y me estiró del brazo.


domingo, 22 de enero de 2012

Capítulo 6


Narradora Malena:

8:00

-¡MOLLY! Despierta de una vez dormilona.
-¡Ay! Déjame-decía una y otra vez.
-O te despiertas o voy al baño a por un vaso de agua.
Se levantó de un bote y me preguntó que a que venía levantarse a esas horas. Yo le conteste que había venido otra vez el señor regordete y que me había dicho que a las 8:30 desayunábamos y a las 9:00 iríamos a la tienda.
-Jolines, que pronto, yo suelo levantarme a las 11:00.
-O nos vestimos rápido o… como que no llegamos.
-Vale vale, tranquilízate un poco que no estoy para tanto traqueteo.
Nos vestimos rápido y bajamos a desayunar, cogimos los últimos platos que quedaban, nos pusimos un croissant y nos bebimos un vaso de leche, éramos las últimas que quedábamos en el comedor, así que lo que predominó en nosotras fue ’’LA PRISA’’.
Subimos las escaleras y fuimos corriendo hacia el autobús, que estaba a punto de partir, como siempre ahí estaba Louis el conductor, con gafas de aviador, el que había insultado a Molly la primera vez. Yo tampoco lo soportaba, no sabía como podía tener ese carácter tan antipático y de superioridad hacia los demás. Pfff…

Narrador Jim:

Estaba sentado en frente del ordenador cuando de repente llamaron a la puerta. Como no tenía mirilla, tuve que abrir.
Era Tom, estaba hablando por el móvil:
-Andrea, ya te he dicho  que hoy no puedo quedar por la noche. Y menos a dar una vuelta contigo en moto por que se está arreglando en el taller, no cariño, está bien, mañana en tu casa. Si, tranquila estaré puntual. Te quiero.-dijo Tom con voz tranquila.
-¿Eh tío, pero vuelves a estar con Andrea?-pregunté sorprendido.
-Si tío, aunque parezca mentira, me ha perdonado, después del accidente de sus padres.
-Aún no me has contado lo que pasó con sus padres.-dije dubitativo.
-Vamos a dar una vuelta y te lo voy contando que para eso he venido.

Que bien me caía, era mi mejor amigo desde lo de Jake y Molly… Aún la echaba de menos, aún creía que no había elegido bien. Por dios, claro que no había elegido bien. Elegir el dinero antes que a una persona. Y no una persona normal, sino ELLA…
La razón de mi existir, el pensamiento que más visita mi cabeza…
-¡Eh, tío, despierta!-gritaba Tom pasando su mano por delante de mis ojos. Sacudí la cabeza y le miré sonriendo.
-Perdona Tom, ¿qué decías?
-Te estaba contando lo de Andrea y sus padres, pero tú ni caso.-suspiró él resignado.
-Lo siento tío, cuéntamelo todo desde el principio.
-Pues verás… La noche en la que sus padres tenían el aniversario de los 15 años de casados, quedamos en mi casa. Me contó que sus padres no aceptaban que yo estuviera con ella, y que querían enviarla una semana a Lugo a casa de una prima suya, para que se le quitase la tontería de quererme. Pero ella tuvo la idea de quedarse en mi casa esa semana, haciendo ver que estaba en Lugo. Luego, su madre llamó a casa de la prima y se dio cuenta de que Andrea no estaba allí. Ahora mismo no podemos tener conversaciones largas porque su madre le vigila las llamadas, pero seguimos juntos, inseparables.
-Jolín tío menuda suerte. Si yo llego a hacerle algo así a Molly…
-¿¿¿¿¿¿A quién??????
-A nadie, déjalo...
-Bueno vamos a pasárnoslo bien. ¿Vamos a por una pizza? –dijo Tom divertido.
-Está bien, me apetece comer algo…



                      

sábado, 21 de enero de 2012

Capítulo 5


Narradora Molly:

“Alumnos, dirigíos a vuestras habitaciones y tenéis la tarde libre.” Volvió a sonar esa voz chillona por megafonía. Nos levantamos y nos despedimos en la escalera mientras cada uno se fue por un lado del pasillo. Llegamos a nuestro cuarto y Malena abrió la puerta emocionada. Me asomé después de que ella chillara y se tumbara en una de las camas sonriendo. Entré y observé la estancia. Era un cuarto con la pared de un color azul apagado y el suelo de parquet. Una mesita de noche al lado de cada cama, dos armarios empotrados de una sola puerta y un corcho de madera colgado de la pared. Dejé mi mochila en la cama de al lado de la ventana, porque Malena seguía tumbada en la otra cama mirando el techo. Abrí los cajones de las mesitas de noche y encontré cincuenta euros en el primer cajón. Metí la caja de los recuerdos en el primer cajón y la caja de maquillaje en el segundo. Abrí una puertecita debajo de los cajones y metí la mochila vacía dentro. Malena abrió también sus cajones y encontró otros cincuenta euros.
-Supongo que serán para que nos compremos ‘’EL UNIFORME’’…-dijo Malena divertida.
-Si, eso creo, porque…vaya tontería, no sirve para nada…-dije pensativa. Picaron a nuestra puerta, y abrimos. Un señor gordito y bajo nos dio un papel amarillo en el que decía:
“Si habéis encontrado los 50 euros en el primer cajón de la mesita de noche, os los podéis guardar.
Mañana Louis el conductor que os ha traído os llevará a todas las chicas a una tienda de ropa, este año no hay uniforme por ser el 50 aniversario del internado. Os aconsejo que os compréis suficiente ropa, porque vais a estar cinco años aquí dentro.
El director Lanzani.”
No me lo podía creer, cinco años encerrada allí dentro, sin poder salir a la calle, sin poder respirar aire fresco…Iba a ser una tortura…Me tumbé en la cama de Malena, y ella volvió a la postura de “mirando el techo”.
-¿Se puede saber qué tiene el techo de interesante?-dije mirándola a los ojos. Pero ella suspiró y dijo:
-No tiene nada de interesante, igual que este sitio…bueno…casi nada…-dijo de repente poniéndose roja. Conocía esa mirada, la sonrisa tímida, las mejillas encendidas…
-¡A ti te gusta alguien!-dije señalándola con el dedo en tono acusatorio. Ella me miró y negó con la cabeza.
-No, que va…-dijo sonriendo.
-No es por ofender pero mientes fatal.-dije guiñándole el ojo. Se sentó como los indios toda recta y me miró con el ceño fruncido. Después tartamudeó y respondió:
-S…solo me parece g…guapo…-y giró la cabeza para no mirarme a los ojos y delatarse a ella misma.
- ¿Me vas a dejar con la intriga?-dije como si tuviera un carácter tímido.
-¡Ui, Ui todavía no me habías enseñado esa parte tímida de ti!
-Ejem, ejem… no cambiemos de tema por favor…
-De acuerdo Molly te lo contaré si me prometes que no se lo vas a contar a na…
-Prometido- dije sin dejarla acabar la frase.
- A mi me gusta… -se giró y se quedó mirando la pared- me gusta PETER…
-Perooo… da igual no me meteré. Solo digo que es guapo pero su carácter… no se como lo puedes soportar de verdad... es más tozudo que una mula.
-Da igual siento algo especial por él.
Después de estar un rato hablando con Malena, me di cuenta de que eran las doce menos diez de la noche, pasó el tiempo volando… y yo que pensaba que iba a aburrirme... Le dije a Malena la hora que era y ella no me respondió ya que se había quedado dormida, tirada como una colilla sobre la cama.
La tapé con un edredón que encontré por allí y me fuí a mi cama, apagué las luces y me puse a pensar, al cabo de un rato me…





Capítulo 4

Narrador Peter:

Genial, sencillamente genial. Acabo de llegar al internado de Hobberst y por culpa de una niña malcriada me mandan al despacho del director. Esto iba de perlas, un buen comienzo para esos cinco años de internado…Llegamos a la puerta del despacho, pintada de marrón para cubrir las grietas de la madera corroída. Piqué con educación y oí un “adelante” demasiado severo. Las cosas no pintaban nada bien.
Después de explicar lo sucedido cada uno a su manera (la explicación que más se acercó a la verdad fue la de la amiguita de Malena, Molly creo que se llamaba) nos dijo a los tres:
-Bien, señorita Molly Suans, usted parece ser la única de la que me puedo fiar, ¿qué cree que debería hacer?-dijo mirándola. Dudó antes de contestar pero luego dijo:
-Pues, lo mejor sería decirnos que no volviera a ocurrir o nos impondría un castigo severo, señor.-dijo obediente. La miró un largo rato y luego dijo:
-Está bien, podéis iros, pero que no vuelva a pillaros peleándoos por mi internado. Y en cuanto a usted señorita Malena Sauryz, vigile su lengua, la he oído despotricar desde mi despacho.
-Si señor.-dijo con cara de buena niña, que bien se le daba actuar…Cuando salí del despacho miré a las dos chicas y les dije:
-Más vale que me disculpe…He sido un poco borde…
-¿Tú crees?-dijo Malena sarcásticamente.
-Oye, reconoce que tú tampoco es que me hayas tratado muy bien ¿no?-dije sonriendo. Ella asintió y dijo:
-Tienes razón…Lo siento…Por cierto, gracias Molly.-dijo mirando a su compañera.
-Si, gracias, si llegas a decir alguna estupidez fijo que nos castigan de por vida.-dije alegremente.
-No ha sido nada. ¿En fin, que podemos hacer en este sitio de mala muerte? -dijo restándole importancia al asunto. Mientras caminábamos por el largo y estrecho pasillo vimos a un tipo de unos cincuenta y tantos colgando una lista en un tablón de anuncios al lado de la entrada. Cuando se fue nos acercamos para leerlo. Era un mapa de todo el internado, donde estaban los baños, los patios, los despachos y…las habitaciones. En cada habitación se alojaban dos personas por orden alfabético o por elección del director. Malena se buscó con el dedo y susurró:
-Malena Sauryz, habitación 458. Compañera de cuarto: Molly Suans. ¡Nos ha tocado juntas!-dijo chillando de alegría. Era bastante simpática, y tenia un buen tipo…En fin, me busqué en el ala oeste, donde se situaban las habitaciones de chicos.
-Mm…Aquí, Peter Roan, habitación 276. Compañero de cuarto: Kevin Willson. ¡Genial, me ha tocado con quién quería!-dije contento. Todo estaba saliendo a pedir de boca. Un ruido chirriante me sacó de mis pensamientos.
-Atención chicos y chicas, dirigíos al comedor del ala sur, después del viaje en autocar, estaréis hambrientos.-sonó una voz por megafonía. Entre toda la gente logré encontrar a Kevin y le comuniqué que éramos compañeros de cuarto. Aproveché para presentarle a Malena y a Molly, y bajamos juntos las escaleras para llegar al comedor. Una mesa con bandejas de metal estaba en la entrada, y todos cogían una y se dirigían hacia la ventana donde servían la comida. Cogimos bandeja y nos pusimos a la cola. Cuando llegó nuestro turno descubrimos el Menú colgado en la pared y un montón de menús para los alumnos. Malena cogió uno y dijo en voz alta:
-Para nuestro panel de corcho de la habitación.-Mientras lo doblaba y se lo daba a Molly que lo guardaba en su mochila y sonreía. Nos sirvieron un pollo con patatas fritas algo seco y agua o un cacaolat. Cogí agua y nos dirigimos a una de las mesas libres. Eran de cuatro y cabíamos justos. Aunque si hubieran faltado sillas podríamos haber cogido otra de las mesas que sobraban. Mientras comíamos Kevin se puso dos patatas fritas en la nariz y se puso a hacer el payaso para que todos nos riésemos. Malena y Molly no paraban de echar miraditas a unas chicas muy pijas sentadas en la mesa de al lado y observaban como tiraban bolitas de papel a la comida de una chica tímida de piel pálida, ojos negros y pelo oscuro con mechas azules. A Malena se le quedó atragantada una patata y tuvimos que ayudarla a golpetazos.
Cuando acabamos de comer vaciamos las bandejas en un cubo de basura maloliente y nos dirigimos al patio. Era bastante amplio, pero solitario como el resto del internado. Nos sentamos en uno de los bancos y miramos al cielo aburridos. Estaba de un gris nublado, como si fuera a llover.
-¿Bueno, y vosotros porqué estáis aquí?-dijo Kevin intentando dar rienda suelta a su curiosidad. La primera en responder fue Molly, que dijo sin de ganas de hablar:
-Por culpa de alguien…un chico-dijo intentando cerrar el tema.
-Yo estoy aquí por culpa de mi madre, me maltrataba y me decidí a hablar, pero nadie me creyó y pensaron que yo era el maltratador.-dijo Kevin recordando el pasado. Pero al parecer no le afectaba mucho, porque enseguida volvió su sonrisa amable. Peter no dijo nada y Malena dijo lo mismo que me había contado a mí:
-Problemas de familia y algunos malentendidos…
-¿Y tú Peter, por qué estás aquí?-dijo Malena sonriendo. Kevin alzó las cejas y le hizo señas diciendo que no preguntara nada sobre eso. Pero Peter se limitó a mirarla a los ojos, sonreírle y decirle en voz baja:
-Prefiero no hablar de eso ahora.


jueves, 19 de enero de 2012

Capítulo 3


Narradora Malena:

Cuando pensaba que el viaje no podía ser más aburrido Louis, el conductor, paró el autobús para recoger a una chica. Estuvo un rato hablando con ella, y al parecer ella le hizo enfadar, porque sacó la porra que llevaba en el cinturón y parecía que la estaba amenazando. Cuando subió al autocar se sentó en uno de los asientos traseros. Intenté dirigirle la palabra y al principio me pareció un poco borde, pero a lo largo del viaje entablamos conversación y nos hicimos algo parecido a “amigas”. El autobús se paró en seco, y una mansión de las de película de terror apareció ante nuestros ojos.
-Desde luego… solo le falta el cementerio y podrían usar estos exteriores para rodar la película de Frankenstein.-dijo Molly asqueada.
-Tienes razón este sitio es bastante lúgubre.-dije siguiéndole el rollo.
-En fin, creo que hay que bajar. ¿No traes equipaje?-preguntó ella curiosa.
-¿Acaso traes tú?-dije riéndome. Me señaló una mochila negra de lady rebel, y me dijo:
-Bueno, solo traigo lo esencial. ¿Quieres abrirla?-dijo invitándome.
-¿Me dejarías?-pregunté tímidamente.
-Sólo porque eres tú jaja.
-De acuerdo.-dije sonriendo. Deslicé la cremallera entre mis dedos y asomé la cabeza. A primera vista vi dos cajas, color canela y malta. La primera era un neceser. La abrí con su permiso y divisé el paraíso del maquillaje. Sombras de ojos de todos los colores, lápices para hacerse la raya, coloretes, pintalabios, pintauñas, y un pequeño set para hacerse la manicura.
Sentí curiosidad por abrir la otra caja. Entonces vi como Molly la ponía entre mis manos y me decía:
-Es mi caja de los recuerdos, puedes abrirla…
Sonreí y la abrí. Miles de fotos algo amarillentas por el paso de los años fue lo primero que vi. Al fondo había un anillo con una perla incrustada, un colgante con una flor echa de cristal y un pequeño osito de peluche. Lo cogí y lo acaricié.
-Me lo regaló mi padre por mi cumpleaños, cuando tenía seis años. El anillo me lo encontré en la playa de pequeña y el colgante me lo regaló mi hermano Jake cuando yo tenía nueve años. Me dijo que era un regalo de parte de los duendes que vivían en nuestro jardín. Y yo le creí…-dijo sonriendo tristemente.
-En fin, creo que…-pero no pude acabar la frase, porque Louis entró y nos dijo:
-¡Eh, vosotras dos! ¿Sois las últimas, bajáis o preferís quedaros aquí a hacerme compañía?-dijo poniendo cara de “soy el guaperas del barrio”.
No le dio tiempo a despedirse, porque cuando acabó de hablar ya habíamos cerrado las cajas y cogido la mochila mientras bajábamos por las escaleras.
Si desde dentro del autobús parecía una mansión terrorífica, desde fuera daba repelús. Con telarañas por todas partes y un silencio demasiado…SILENCIOSO. Me giré y vi que había más chicas y algunos chicos. En un rincón un grupito de seis chicas hablaban mientras se tocaban el pelo o se pintaban la raya las unas a las otras. Seguro que era el típico grupito de chicas pijas que se creían las manda más. Las demás chicas estaban esparcidas en grupos de dos o tres, o algunas incluso estaban solas. Los chicos en cambio estaban casi todos en el mismo lugar, o algunos intentando hacer travesuras rompiendo telarañas o asustando a las chicas más tontitas. Mientras seguía mirando distinguí un chico a lo lejos, solo pero andando de un lado a otro. Parecía que algo le preocupaba o a lo mejor se había olvidado de algo. Le di un codazo a Molly y señalé al chico con la cabeza. Asintió con aburrimiento y nos acercamos hasta donde estaba él.
-¿Tienes algún problema? Podríamos ayudarte, si quieres…-dije sonrojada. Levantó la vista y nos dijo:
-Largo de aquí crías, el problema que tengo no puede solucionarlo nadie…
-Quizá podemos hacer algo…-dije sin darme por vencida. Se detuvo en seco, me miró y me dijo:
-La única forma de que tú me ayudes, es que te largues y te metas en tus asuntos de niña pequeña. ¡Largo de aquí, las dos!-dijo mirando a Molly. Había tocado mi fibra sensible, encima que intentaba ayudarle…y me lo pagaba de ese modo…Me enfadé solo de pensarlo y le grité desahogándome:
-Mira imbécil, eres un cerdo desagradecido. ¿Intentamos ayudarte y así nos lo pagas? Hazle un favor al mundo y vete un poquito a la porra “crío”.-dije imitando su voz de profunda de tío. Me miró con odio y me dijo susurrando:
-¿A qué no te atreves a repetirlo con mi puño en tu boca?-dijo levantando un brazo.
-Inténtalo, listillo.-dije orgullosa buscando pelea. Justo cuando la cosa empezaba a ponerse caliente Molly intervino y dijo:
-Eh, los dos, basta ya de pelearos. Te prestamos nuestra ayuda, la rechazas. ¿Pues sin problemas verdad Malena?-dijo mirándome. Asentí con rabia y me disponía a irme cuando él respondió:
-Malena, eso es nombre de camionera. Hasta mi perro “Mordiscos” tiene más encanto femenino que tú.-dijo mofándose.
No pude soportarlo, me giré y le pegué una patada en la barriga.
 Se dobló y se cayó al suelo mientras se apretaba el estómago mostrando signos de dolor. Le sonreí malignamente y me disponía a marcharme cuando Louis, que lo había visto todo desde el interior del autobús gritó:
-Malena Sauryz, Molly Suans y Peter Roan id al despacho del señor Lanzani inmediatamente. ¡Y sin rechistar!
-¡Genial Peter, así podrás ganarte la confianza del director!-Chilló un chico alto, delgado y de pelo negro como el carbón y ojos marrones.
-¡Oh, cierra el pico Kevin! No puedo ganarme su confianza si voy a su despacho de niño rebelde y agitador.-dijo enfurruñado.
-¿Pero no es eso lo que eres? Por cierto, tu nombre me suena… ¡Ah, claro! Peter es el drogadicto de mi comunidad. No me extraña, de tal palo…tal astilla-dije señalándolo con el dedo.
-¡BASTA YA! ¡LOS DOS, CALLAOS Y VAMOS AL DESPACHO DEL DIRECTOR ANTES DE QUE TENGA QUE VENIR ÉL A BUSCARNOS!-explotó Molly sonrojada de tanto chillar. Me cogió del brazo y me llevó a tirones mientras Peter me hacía caras de “todo esto es por tu culpa” o “te mato, te juro que te mato”. 

miércoles, 18 de enero de 2012

Capítulo 2

Narrador Jake:

Iba por la calle fumando tranquilamente cuando vi a Jim corriendo calle abajo.
-¡Eh tío! ¿Qué pasa, porque corres?
-¡Huye Jake, huye por tu vida!
-¡Tranki! Ni que te persiguiera la pasma, un momento… ¡tienes un poli pisándote los talones!
-¿De verdad? ¡No me había dado cuenta!-dijo sarcásticamente.
-Vete a casa yo intentaré distraerlo.-dije.
-¡Corre! No hay tiempo para distracciones…
-¡No hay ninguna prisa tronco! ¡Tenemos todo el tiempo del mundo!-dije riendo.
-Nosotros si, pero Molly…
-¡¿Qué le has hecho a Molly pedazo de inútil?!-grité enfurecido.
Mientras todo ese diálogo transcurría, habíamos despistado al poli y corríamos hacia casa. Mi casa para ser exactos.
Llegó un momento en que el poli se cansó y lo dejó pasar ¡uff!  Por fin pude dar mi primer suspiro. Pero me había equivocado lo que quería era coger el coche… No me extraña con el barrigón que tenía…
Llegamos a la portería y por fin pude empezar a hacerle a mi amigo aquella lista de preguntas que me estuve cuestionando durante todo el camino.
No se como mi amigo me había podido decepcionar así, lo que le había hecho a mi hermana fue la gota que colmó el vaso, me había equivocado de amistades… desde aquel día nunca le volví a dirigir la palabra.
 
AL CABO DE CUATRO MESES:
 
Narradora Molly:
 
Estaba sentada en la parada del autobús, esperando a que viniera alguien y me quitara mi libertad para encerrarme en aquel maldito Internado de Hobberst. Después del accidente del banco, no había vuelto a ver a Jim, ni tampoco a mis padres. Ni al fumata de mi hermano, aunque era al que más echaba de menos. Pero tampoco me podía quejar, sin todos ellos estaba más…segura, y sin peligro de ayudar a alguien a atracar bancos y cargarme las culpas. Si, seguía sin poder perdonar a Jim, ¿y quién hubiera podido? Después de lo que me hizo…  ¡Ahh! No lo soportaba, cada vez que pensaba en él  me venía un dolor repentino a la cabeza. Era como una jaqueca horrible.
La solución era no pensar en él, pero era imposible, aunque me hubiera hecho eso… tenía un sentimiento diferente hacia él. Algo parecido al cariño.
¡Ahh! Fuera pensamientos impuros…uff, insoportable. Por fin llegaba el autobús. Se abrieron las puertas y un tipo con una chaqueta azul bajó dando un salto. Me miró a través de sus gafas de aviador y me dijo:
-¿Molly Suans?
-Si, soy yo…-dije sin ánimos.
-Tranquila princesa, el internado de Hobberst no es tan horrible como parece…-dijo intentando tranquilizarme.-Es mucho peor.
-No me asustas tío, así que vete a buscar a otra “princesa” para contarle tus historias de terror.-dije mirándole a los ojos.
-Mira niña…Menos bromas conmigo o te juro que el viajecito en autobús va a ser muy movidito…-dijo sacando una porra que le colgaba del cinturón. Me cogió del brazo y me subió al autobús de un empujón. Después subió detrás de mí y se puso al volante. Fui tambaleándome hasta uno de los últimos asientos.
Miré a mi alrededor y vi a una chica morena de ojos verdes que tenía una mirada penetrante.
-¿Y tú qué miras?-le espeté algo molesta. Arqueó una ceja y se dio la vuelta en su asiento.
-Tú misma, pero te advierto que el viaje es largo, y si quieres quedarte en silencio y sola…allá tú.-dijo la chica presumidamente. Me di cuenta de que lo mejor en aquellos momentos era tener a alguien cerca, alguien en quien poder confiar. No sabía a quién elegir, pero la chica que me había hablado parecía la más simpática, y la más normal. Además, era la única que se había atrevido a dirigirme la palabra…Me senté a su lado, y miré en su dirección. Se giró y me miró a los ojos.
-¿Y tú qué miras?-dijo ella imitándome. Le sonreí y me guiñó el ojo.
-Pues esos ojos verdes. ¡Menudo color!-dije sorprendida.
-Habló la de los ojos azules…-rió disimuladamente.
-Por cierto, ¿Cómo te llamas?-dije intentando dar conversación.
-Malena, Malena Sauryz.-dijo tendiéndome la mano. Se la apreté mientras le contestaba:
-Molly, Molly Suans.
-Encantada y dime ¿por qué estás aquí?-preguntó curiosa.
-…Prefiero no hablar de eso…digamos que por culpa de un chico…
-¿Es que hay algo que no sea por culpa de los chicos?... jejeje-Dijo riendo.
-Jeje, tienes razón… ¿Y tú por qué estás aquí?
-Problemas familiares y mal entendidos.-concluyó ella con una sonrisa.
-Pareces una de esas chicas que no han roto un plato en su VIDA…
-Eso es porque mi VIDA todavía no ha terminado…-dijo con una sonrisa malvada. Al cabo de una hora me di cuenta de que era una chica bastante inteligente y algo juerguista, de las que se apuntan a un bombardeo.